Ocho supervivientes españoles del 'Tiburón' llegaron ayer a Madrid
"Estabamos a 33 millas de tierra cuando ocurrió la explosión. Tras el impacto el barco quedó a la deriva. Por orden del capitán cogí él gobierno del timón pero el barco navegaba por inercia", declaró Luis Clarc Beltrán, segundo oficial del superpetrolero suizo Tiburón, atacado por un Exocet iraquí el pasado miércoles cuando navegaba en las proximidades de la termina¡ petrolera de la isla de Jarq. Cernada llegó ayer a Madrid junto a otros siete de los 17 supervivientes españoles del ataque en el que perdieron la vida siete marinos españoles y uno alemán.Los marinos fueron recibidos en Madrid por el director general para África, Enrique Sassot, el director general de la Marina Mercante, Fernando Salvador y el subdirector del Instituto Social de la Marina, Fernando Pastor. Los demás supervivientes españoles esta previsto que lleguen hoy a Madrid.
"De pronto sentí el impacto, pero inmediatamente se hizo el silencio", declaró Juan Antonio Carneiro, operario de máquinas del Tiburón, mientras la emoción le impide seguir el relato. Al parecer, los marinos permanecieron a bordo del Tiburón -cinco horas después de la explosión.
"En el momento de la explosión estaba acostado en el sofá cuando de pronto aparecí en la puerta de la cabina y vi que todo estaba lleno de humo. Salimos al pasillo, se oían gritos por todas partes, abrimos la puerta a patadas y luego metimos las trincas en los botes. Yo no sé si sentí miedo porque todo ocurrió tan de repente que lo único que, puedo decir es que nunca ' había vivido algo parecido en mi vida" declaró José María Viturro. A pesar de no haber dormido casi en los últimos días" Viturro añadió una broma señalando, sonriendo, a su compañero, el bombero Antonio Santamaría Torrado: "éste es la bombi".
"Salí desesperadamente a cubierta, descalzo y casi sin ropa; luego como soy bombero me dieron una máscara de gas para intentar rescatar, mientras el barco no se hundiera, a los compañeros que se hallaban en la sala de máquinas. Pero, ya no era posible hacer nada por ellos", declaró Torrado que sin embargo tuvo la sangre fría de volver a su cabina y recoger el pasaporte. Poco después Torrado viajó en helicóptero junto a Etelvino Duarte AraúJo, el único superviviente de la sala de máquinas que murió poco después de ser hospitalizado en la localidad iraní de Bushehr. "Aunque estaba muy mal, con toda las tripas afuera, estaba completamente consciente y me hablé hasta cinco minutos antes de que me dijeran que había muerto."
La mayoría de este grupo de supervivientes declaró que estaba dispuesta a volver a trabajar en cuanto tuviera una ocasión, incluso par la misma compañía del Tiburón y volver incluso al golfo Pérsico. "A ver que voy a hacer, tengo que sacar las perras para dar de comer a los cuatro hijos que tengo", declaró José Carlos Conde, que navega desde hace 16 años y era la primera vez que viajaba a la zona del conflicto irano-iraquí.
Sin embargo, Clarc declaró que sabía muy bien lo que se "jugaba ' " la navegar por el golfo Pérsico.
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