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Tribuna:
Tribuna
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La Elipse

25 lunesTierno Galván: "Enhorabuena hacemos mucho trabajo negro, por sus últimas felicísimas intervenciones, incluyendo la Semana contra la Lascivia.

27 miércoles

Parece que hay en España casi 50 oficios legalizados como ilegales. Es lo que los economistas -esos poetas- llaman "economía sumergida", y que nosotros los poetas, esos parias, hemos llamado siempre "la chapuza". Ha dicho un banquero que dos millones y medio de nacionales constituimos esa Atlántida laboral (sin sindicatos) de la economía sumergida, gracias a la cual el paro oficial es menos. Y digo constituimos porque, entre esa punta de parados/activos me parece que nos encontramos los colaboradores de Prensa y escritores en general (al menos en cuanto a escritores, que la mayoría son de Aduanas, como primera profesión, y se les nota). Hay un informe del Ministerio de Trabajo que, a la noción italiana de economía descentralizada, añade que se trata de una economía "irregular, invisible, paralela, oculta, clandestina, trabajo negro, sector D y economía bis, o mercado irregular de trabajo". En estos párrafos técnicos encuentro la única definición válida y exacta de la literatura que se haya dado hasta ahora. Los escritores españoles, en efecto, vivimos de una economía sumergida (la literatura no es un valor de cambio ni de uso), irregular, invisible, paralela, oculta, clandestina, trabajo negro, sector D, economía bis. Somos, en fin, la conciencia sumergida de la socíedad, con censura o autocensura, hacemos mucho trabajo negro, sumergidos en la prosa, irregulares en las colaboraciones, invisibles para el Poder, paralelos a la cultura oficial, ocultos ante la crítica, clandestinos en la ideología, entre traficantes de drogas, apuestas y rifas, juegos de azar, tráfico de divisas, contrabandistas de piedras preciosas, joyas y prostitución, soladores, alicatadores, yesistas, encofiradores y peluqueros/as. Escribir en Madrid (Larra dijo en Madrid, no en España) es llorar entre toda esa gente sumergida.

29 viermes

Cómo llora/no llora Mercedes Milá, a quien la intelligentzia ultra tiene por Manolita Malasaña de la democracia, sólo porque va de única y por libre, lo cual supone escándalo para las niñas moratinianas y nacionales del sí falso y amañado. Si Mercedes Milá díaloga televisivamente con hombres del Poder, está "colaboracionando", que es mucho más que colaborar. Si dialoga con hombres. de la oposición, como Fraga, la entrevista "es un campo de minas". Mercedes Milá, convertida por la derecha/derecha en Marianita Pineda de la libertad (que para ellos siempre es liberté), convertida en Manolita Malasaña de la democracia, viene a resultar la que nos saca/ mete en la OTAN, la que, con su grácil y dubitante palabra sostiene a Herri Batasuna, la apocalíptica sonriente que denuncia a los apocalípticos e integrados de la cosa. Ahora que el programa de Mercedes se termina, el inmanentismo/qui.eti smo/e sp añolismo le perdona la vida a tan esbelta criatura (esbelta, sobre todo, de inteligencia) y la descodifica como sacerdotisa de, nómina del socialismo reinante. Ni una pasada por la izquierda, como quería Guerra, ni una pasada por la derecha, como quieren, sin decirlo, los santos padres procesales de "la España que sofiara José Antonio" (esto tiene música). Una pasada por Mercedes Milá es lo que no, soporta este país, esta sociedad, esta cosa, pues que Mercedes va de mujer/test, ese test que supone siempre la óptica femenina para las bobadas de los hombres, sean demócratas o autócratas. MM ha sido y es la fresca, ingenua y penetrante interrogación femenina al mundo macho y los políticos macho. Nadie soportamos esa interrogación y esa mirada. Sólo que la progresía se calla y la derecha lo grita, porque está en un grito.

1 domingo

Esté periódico ha dado copia y original de la carta del soldado Angel Zamorano poco antes de su muerte a sus padres. Por el original vemos que Zamorano escribía en papel rayado, casi como un soldadito de Cuba, entrañablemente fiel al tópico costumbrista, y sin saberlo. En cuanto a la dureza de los ejercicios militares que el mucchacho describe, unos upoen que son buenos ejemplares, necesarios, científicos, para la formación de un soldado. Pero he aquí que la carta está llena de faltas de ortografia. Son las cicatrices ingenuas de una mala escolarización. El fusilamiento de fogueo que le hace a la ortografla todo español peatonal. De donde se deduce que la educación elemental que nos dan en España no es tan buena, ejemplar, necesaria ni científica como la formación militar que asimismo nos dan. Parece que al español raso se le prepara más para buen soldado que para buen escribano. Y lo uno es, cuando menos, tan importante -como lo otro. Una gramática tan concienzuda y completa como la posterior preparación militar acabaría en poco tiempo con el analfabetismo nacional. En la carta de Ángel Zamorano vuelven a andar -¡ay!.-, como casi siempre en España (salvo el discurso de Don Quijote), las Armas y las Letras cada cosa por su lado. Los acentos han volado de esta prosa como los pájaros de un erial. "Aveces revotaban". Las balas, claro.* "Hizimos". "Hechaban". "LIorava". "Aprueva". Nada tenemos que decir del duro ejercicio con los soldados, puesto que se trata de supuestos tácticos. Todo es de mentira y hay que suponer que la muerte viene por fogueo del azar. Sólo que la formación civil (lo civil empieza por la gramática) del que ha sido párvulo y adolescente antes que soldado nos gustaría igualmente concienzuda, pacienzuda, rigurosa, para que los quintos del 84 no llegasen a servir a la Patria tan ágrafos como los del 98.

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