Los circuitos de un 'yonqui'
De los 100.000 heroinómanos que existen en España, sólo una décima parte decide voluntariamente escapar de una dependencia que le cuesta 10.000 pesetas diarias. Cuando esto ocurre, cuenta entre 18 y 22 años, tres de los cuales los ha pasado enganchado al caballo. En el momento del enganche suele tener, aproximadamente, 16 años; la edad en que se elige la orientación de la vida de adulto.Los tres o cuatro años compartidos con la heroína se consideran un tiempo muerto, de tal manera que, al reintegrarse al entorno social, carece, tanto de una cualificación y experiencia en el campo laboral, como de una disciplina en el cumplimiento de las normas y hábitos establecidos por el grupo social al que desea incorporarse. Estos inconvenientes, a los que hay que sumar la extrema dificultad para liberarse de la adicción -es tan fuerte como la del alcohol para los alcohólicos- complican la búsqueda de un procedimiento para su curación.
Mientras algunas enfermedades mentales disponen ya de tratamientos eficaces verificados, la sanidad no ha logrado, por el momento, una fórmula para los adictos a la heroína. Las experiencias acumuladas en los últimos 30 años aconsejan el tratamiento interdisciplinario, que es el que están aplicando algunas clínicas privadas y los servicios, de reciente creación, a cargo de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona y los Gobiernos autónomos de Cataluña y Euskadi.
La asistencia a este tipo de pacientes dependía de la Dirección General de Acción Social, que ha subvencionado, junto a las entidades mencionadas, al 42% de las comunidades terapeúticas. Estas competencias han sido transferidas a las autonomías, aunque Acción Social continúa disponiendo de unos 200 millones de pesetas para asesorar y atender las necesidades más perentorias o subvencionar a los centros que se prestan a dar cuenta del destino de los fondos que reclaman.
En tanto se recopila información sobre el tratamiento más idóneo, la asistencia pública se orienta hacia la creación de servicios de asesoramiento, dotados de personal cualificado en medicina, psicología, psiquiatría y asistencia social. Estos servicios, siempre gratuitos, realizan un estudio clínico e interdisciplinar del sujeto. Si atraviesa la etapa del mono, se procede a su desintoxicación, bien en un centro hospitalario o en su propia residencia. A continuación pasa a la segunda fase, o rehabilitación en ambulatorio, en la que se practica un seguimiento de la evolución del paciente y se le facilitan medios para que practique terapia ocupacional.
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