Un maestro del derecho público español
La concesión del Premio Príncipe de Asturias al profesor García de Enterría es un acontecimiento jubiloso para los juristas españoles y, muy especialmente, para los que nos dedicamos al derecho público. Pocas personas podrían representar mejor que él la pujanza que la ciencia jurídica ha adquirido en nuestro país en las últimas décadas, porque justamente esa pujanza se debe, en gran parte, a su magisterio. Eduardo García de Enterría no es sólo el afarnado catedrático de Derecho Administrativo de la Complutense, el ilustre abogado, el académico de Jurisprudencia, el juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos; junto a ello, Eduardo García de Enterría es, sobre todo, un maestro del derecho.
Ordenamiento autonómico
En primer lugar, del derecho como unidad, al que ha dedicado una parte capital de su obra, y en ese sentido basta citar, sin agotar ni mucho menos el repertorio, su contribución al estudio de las relaciones entre el ordenamiento estatal y los ordenamientos autónomos, así como sus trabajos, ejemplares, sobre los principios generales del derecho. En segundo lugar, del derecho público, en particular, materia en la que destaca de modo señero.
Efectivamente, el gran administrativista que es García de Enterría (uno de los auténticos constructores de esa disciplina en España) ha desbordado con su obra los límites del derecho administrativo para erigirse en un verdadero maestro del derecho público, al que concibe, desde siempre y con gran valentía, no como el derecho del poder, sino como el derecho de la lucha contra las inmunidades del poder, idea claramente perfilada en todos sus trabajos y, muy específicamente, en sus estudios sobre el control jurisdiccional de los reglamentos, el principio de legalidad, la jurisdicción constitucional y la Constitución como norma jurídica. Obra esta última cuya influencia, decisiva, en la realizacion de nuestro Estado constitucional de derecho difícilmente podría exagerarse.
No viene al caso aquí hacer una reseña completa de su obra, para lo que faltaría espacio, además de ser sobradamente conocida. Sí procede, en cambio, destacar una de las facetas más atractivas de su personalidad intelectual: el empeño por la unidad del derecho público.
Polémicas
Empeño que, además de proclamar, demuestra día a día con una vigorosa producción científica. Y empeño que ha dado lugar a polémicas dentro del gremio universitario. Administrativista y constitucionalista a la vez, García de Enterría mantiene, sobre las relaciones entre el derecho constitucional y el derecho administrativo, posiciones muy claras, que pueden o no compartirse, pero que tienen el mérito de haber elevado la discusión científica a un alto nivel entre nosotros.
Ahora bien, Enterría no es sólo el maestro por su obra escrita, sino también por su quehacer universitario, en el que ha creado un conjunto extenso y notable de discípulos, es decir, una verdadera y rica escuela, producto de su amplia generosidad intelectual. Se ha dicho, y no es ningún dislate, que cada maestro se merece sus propios discípulos.
Viendo la cantidad y calidad de los de García de Enterría, que hoy pueblan las cátedras universitarias, las revistas especializadas, la judicatura y, en fin, la doctrina del derecho público español, habría que reconocer que esos discípulos aportan el mejor mérito para haber obtenido la distinción extraordinaria que supone el Premio Príncipe de Asturias.
Hay aún otra faceta de la personalidad intelectual de Eduardo García de Enterría que no puede olvidarse, corno es la influencia de su figura fuera de nuestras fronteras. Posiblemente sea el j urista español más conocido (y reconocido) en el extranjero. Con él nuestro derecho público no sólo se ha revitalizado, sino que también se ha internacionalizado. Los profesores Favoreu y Elia (este último, presidente del Tribunal Constitucional italiano) llamaban, hace pocos meses, a Eduardo García de Enterría "gran jurista europeo", lo que resulta venturosamente cierto para la satisfacción de los juristas españoles.
es catedrático de Derecho Político y subdirector general del Centro de Estudios Constitucionales.
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