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Irlanda recibe a Reagan con protestas contra su política en Centroamerica

"¿Piensa entrevistarse con Daniel Ortega?" "No me encuentro en el país apropiado para ello". Esta respuesta del presidente de Estados Unidos a la imprevista pregunta de un periodista podría interpretarse como un indicio de que Ronald Reagan está dispuesto a hablar personalmente con el coordinador de la Junta nicaragüense antes de que ambos países celebren, casi al unísono, elecciones presidenciales. No obstante, la visita relámpago que acaba de realizar a Managua el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, no ha servido para paliar las innumerables protestas, inéditas hasta ahora en Irlanda, contra la política de Reagan en Centroamérica.

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El primer linchamiento

En su primera salida del suntuoso castillo de Ashford -en el que se aloja durante sus dos primeras noches en la tierra de sus bisabuelos-, Reagan visitó ayer la Universidad de GaIway, en la costa occidental de la isla, para recibir el título de doctor honoris causa de la facultad de Derecho. Media hora antes, varios poseedores del mismo galardón quemaron públicamente sus diplomas, para protestar contra el minado por parte de la CIA de los puertos nicaragüenses.El gran ausente de la ceremonia fue el obispo de GaIway, Eamon Casey, conocedor de la problemática centroamericana y buen amigo del asesinago Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador. Casey asistió personalmente, en 1980, a los funerales del prelado, y fue testigo de excepción de la matanza que se originó al disparar los soldados contra la multitud congregada para decir su último adiós al arzobispo. Casey cree que "Reagan no sabe lo que pasa en América Central" y que "no le preocupa la suerte de los derechos humanos".

Otro elemento que ha servido de fermento antiReagan, en un país que cuenta con casi un 94% de católicos y múltiples órdenes religiosas fue el brutal asesinato y violación de cuatro monjas norteamericanas en El Salvador. Una de ellas, la hermana Donovan, era originaria de Irlanda y muy querida en este país, en una de cuyas universidades había estudiado.

Dublin apenas cuenta con embajadas en América Central, por lo que son sus misioneros los que actúan, de hecho, como representantes diplomáticos. Monjas, frailes y sacerdotes se mezclan estos días con parlamentarios, jóvenes estudiantes y mujeres pacifistas en la manifestaciones de protesta contra la política exterior de Reagan. Ayer, mientras Reagan hablaba en la universidad de Galway, decenas de globos negros se mezclaban con los nubarrones que acabaron provocando una lluvia de granizo en el preciso momento en que el presidente aseguraba que su objetivo es erradicar las armas nucleares del mundo entero. Los globos representaban las víctimas de la política exterior de Washington.

Pocos irlandeses comprenden cómo el Gobierno norteamericano, a pesar de su enorme influencia sobre la dictadura de Ferdinad Marcos, en Filipinas, no ha intercedido a favor del padre Niall O'Brien, a quien los militares acusan, junto a varios de sus compañeros en las tareas apostólicas, de la muerte de un alcalde. En este contexto, la visita a Nicaragua de Shultz, tras asistir a la toma de posesión del presidente salvadoreño, José Napoleón Duarte, se interpreta aquí como una maniobra para diluir las críticas no sólo en Irlanda, sino por parte de los otros seis países asistentes a la cumbre de naciones industrializadas, que comenzará el jueves próximo en Londres.

Shultz estará presente mañana en la sesión conjunta de las dos cámaras legislativas irlandesas, en la que Ronald Reagan defenderá su actuación en América Central y lanzará un nuevo llamamiento a los soviéticos para que vuelvan a la mesa de las negociaciones.

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