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Juan Álvarez Bergillos

Un ex guardia civil y ex alcohólico que pretende construir un observatorio astronómico

Juan Álvarez Bergillos tiene 36 años, está soltero -"no por vocación, sino por mala suerte"- y desde el año pasado preside la Sociedad Einstein de Astronomía de Alcalá la Real (Jaén), que pretende construir el primer observatorio pedagógico del país. Ahora es un hombre feliz. Pero antes de apasionarse por la astronomía sufrió varias crisis nerviosas, como consecuencia de un atentado terrorista perpetrado en el País Vasco, cuando era guardia civil. Tras pasar por varios hospitales militares y psiquiátricos, obtuvo la baja por inutilidad en el servicio. La muerte de su padre le llevó al alcoholismo y a la desesperación. Hoy es abstemio. Ese otro mundo que no pisamos ha tenido la culpa.

En 1974, Juan Álvarez Bergillos resultó ileso de un atentado cuando viajaba en el coche-patrulla de la Guardia Civil por la carretera de Azpeitia. Ninguna herida física le marcó, pero quedó conmocionado psíquicamente. A partir de ese momento sufrió una crisis nerviosa aguda que lo llevó a los hospitales militares de Burgos y San Sebastián, para finalizar internado en el Psiquiátrico de Ciempozuelos.Un año después, los médicos le aconsejan que regrese a su tierra natal, Alcalá la Real, con su familia. La Guardia Civil le concede la baja por inutilidad para el servicio. "Cuando vuelvo a casa, en 1975", recuerda ahora, "mi padre muere repentinamente como consecuencia de un infarto. Fue un choque terrible. Entonces cuando busqué la salida en la bebida y me convertí en un alcohólico".

Pasan los años y consigue olvidar el País Vasco y el alcohol, "gracias a mi fuerza de voluntad y a la ayuda de mi madre". No encuentra trabajo, y para matar las horas se refugia en una vieja afición: la astronomía. Tras una concienzuda preparación se decide a dirigir unos cursillos de iniciación a la astronomía para los chavales de Alcalá la Real. Deja la bebida y crea, en 1983, la Sociedad Einstein de Astronomía (SEDA), de la que es presidente, integrada por 23 jóvenes entre los 18 y los 24 años.

Miembro de la Sociedad Astronómica de España y América, su mayor ilusión hoy es ver construido en su pueblo un observatorio astronómico, aunque, por el momento, se tiene que conformar con un telescopio blanco. "Sería", comenta ensimismado, "un observatorio pedagógico, el primero de España, para que todos los colegios de la comarca aprendieran a conocer el universo".

Según los cálculos que ha efectuado la SEDA, este proyecto necesitaría un presupuesto de seis millones de pesetas. El Ayuntamiento de Alcalá está dispuesto a ceder los terrenos en una finca próxima al centro de la ciudad, pero ha señalado en numerosas ocasiones que tiene problemas mucho más urgentes que resolver.

Juan Álvarez ha encontrado un refugio contra la soledad en el estudio de la astronomía, que ahora le apasiona. "Cuando el cielo está despejado", dice con voz distraída y mirada lejana, "sitúo mi telescopio en el patio de casa y observo detenidamente las estrellas, los astros y los planetas. Es entonces cuando comprendo que tan sólo soy un átomo del universo".

Visto así, de cerca, sentado alrededor de una mesa camilla y hablando pausada y tranquilamente, este ex guardia civil da la sensación de que ha superado las viejas heridas que no le pudieron hacer las balas, pero sí los nervios. Aunque, a pesar de todo, siempre recuerde con un hilo de tristeza en sus labios que pidió el destino voluntario al País Vasco "porque allí ganaba más dinero".

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