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Múltiples contratiempos aguardan a Reagan en su viaje a Irlanda

Soledad Gallego-Díaz

Los representantes de los partidos protestantes de Irlanda del Norte se han negado a acudir a la República de Irlanda para entrevistarse con el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, durante su visita a la isla, prevista para el próximo fin de semana. La negativa de los unionistas es sólo un motivo más de disgusto en la larga lista de problemas que esperan a Reagan en Dublín.

Prácticamente todos los presidentes norteamericanos han aprovechado épocas preelectorales para visitar la República de Irlanda, de la que proceden cerca de 11 millones de estadounidenses. John F. Kennedy fue acogido con los brazos abiertos en 1963, y Richard Nixon, en 1970. Ronald Reagan ha encontrado también un antepasado irlandés, Michael Reagan, que nació a principios del siglo XIX en el pequeño pueblo de Ballyporeen, y con motivo de la cumbre de países industrializados, que tendrá lugar en Londres a partir del 7 de junio, decidió adelantar su llegada a Europa y pasar varios días en la República de Irlanda. Sin embargo, en esta ocasión no parece que los irlandeses se encuentren del mismo humor que cuando recibieron a Kennedy. Para dar la bienvenida a Reagan se ha convocado una manifestación antinorteamericana en Dublín el próximo sábado, y diversos grupos pacifistas, nacionalistas y estudiantiles, están dispuestos a seguirle por todo el país protestando ruidosamente por su política nuclear y por su injerencia en América Central. No en balde Irlanda es un país neutral que no pertenece a la Alianza Atlántica, y no en balde muchos sacerdotes católicos irlandeses viven y trabajan en El Salvador, Guatemala y Honduras.

El Sinn Fein también protesta

La policía irlandesa y el fuerte servicio de seguridad que acompañará al presidente desde Washington están más preocupados, sin embargo, por el anuncio de que el Sinn Fein, rama política del IRA, se unirá a la campaña de protesta. Gerry Adams, líder del Sinn Fein considera la visita de Reagan "un insulto". "Tengo el gusto de nombrar al señor Reagan terrorista internacional de la década", afirmó Adams en un reciente mitin celebrado en el Ulster. Más agresivo aún fue su lugarteniente, Joe Austin, quien dijo que no se oponía sólo a la presencia de Reagan en Irlanda, sino también a su propia existencia. "Existencia política, me refiero".El Sinn Fein y el IRA tienen motivos no sólo de política internacional para estar irritados con Estados Unidos. En los últimos tiempos, el Gobierno norteamericano ha revitalizado una antigua legislación antimafia para impedir que salgan del país fondos destinado a la organización terrorista norirlandesa. Austin reconoció que la política norteamericana amenaza con asfixiar a Noraid, el grupo de apoyo a los nacionalistas irlandeses que se encarga desde hace años de recaudar fondos para el IRA en multitud de pequeños lo cales y bares de la comunidad irlandesa norteamericana.

Las medidas de seguridad adoptadas por el Gobierno de Dublín son tan fuertes que incluso ciudadanos moderados comienzan a preguntarse si la visita del presidente norteamericano no resultará demasiado cara.

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