Dos cartas de Washington y una de Moscú
Una carta del secretario de Estado norteamericano, George Shultz, a su colega alemán occidental, Hans-Dietrich Genscher, pone de manifiesto diferencias entre Washington y Bonn sobre el papel de la distensión y también un descenso de influencia del Gobierno de la República Federal de Alemania ante la Administración norteamericana.Las fuentes norteamericanas de la OTAN hablan de una ruda carta de Shultz a Genscher. En Bonn se califica la carta de "normal", pero parece claro que Estados Unidos no está dispuesto a admitir las disquisiciones del Gobierno de Bonn sobre la distensión, motivo de la discrepancia en la carta de Shultz. Según informaciones difundidas en Bonn, Shultz decía que los ministros de la OTAN no podían perder tiempo en esa discusión sobre la distensión, concepto que Genscher quiere incluir en la declaración de Washington. Además de la carta de Shultz a Genscher, los verdes dieron a conocer ayer dos cartas recibidas por la diputada Petra Kelly, que había escrito al presidente norteamericano, Ronald Reagan, y al dirigente soviético Konstantín Chernenko.
En la carta de Moscú repite el deseo de un tratado de renuncia al primer uso de armas atómicas, y declara "oficial y solemnemente" que la URSS no empleará armas atómicas contra los países que no las fabriquen o estacionen en su territorio, pero "quien convierte a otros en blanco, se convierte inevitablemente en blanco de la otra parte".
En la carta de Washington a Petra Kelly, del Departamento de Estado, se sostiene la necesidad de una estrategia de disuasión con una cantidad reducida de armas químicas para disuadir a los soviéticos del empleo de sus armas químicas".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.