Vidrié cree ser el que mas interesa
El rejoneador madrileño Manue Vidrié, que vuelve esta tarde a Las Ventas, ha manifestado que, si viene también a la corrida del día 6 de junio, es por ser el que más interesa. "El hecho de venir dos tardes en esta feria no quiere decir que yo sea mejor que los demás", afirma, "sino, simplemente, que intereso más que los otros".Pese a que estas corridas de rejoneo suelen atraer a un público diferente, en composición y criterio, al habitual del abono, Vidrié opina que también acuden los aficionados a la fiesta. "Lo que ocurre", añade, "es que las corridas de rejoneadores resultan mucho más espectaculares y, por ese motivo, gustan a todo tipo de público".
Este público, característico y peculiar, que tiene el rejoneo se admira sobre todo del juego de los caballos. Para ellos, lo más atrayente es el braceo, caracoleo y corvetas de las jacas. Vidrié sacará hoy dos que pueden llamar la atención de estos espectadores: "He traído dos caballos que seguramente van a impresionar. Se trata de Pesaña y de Quitasueños, y ambos saldrán para las banderillas". El jinete Vidrié ha definido brevemente las características que debe poseer un buen caballo para rejonear: "Un buen caballo debe ser ligero, hábil y flexible".
Con los caballeros españoles alternará el portugués Moura, y Vidrié entiende que los rejoneadores lusitanos han influido sobre el modo de hacer de los hispanos, "sobre todo", indica, "en la forma de clavar".
Los estilos de Alvaro Domecq y de Vidrié van a poder ser contrastados hoy por el público. "El actuar junto a otros rejoneadores", dice Domecq, "es, para mí, mejor que en solitario, porque existe competencia y estímulo". Y añade que la popularidad y el éxito del rejoneo en los últimos años se debe, precisamente, a ello". Al igual que Vidrié, Domecq sacará un caballo de impacto en el público. "Se llama Opus 27, lo sacaré en banderillas y es un caballo artista y muy torero".
Domecq encuentra diferencias entre la escuela portuguesa y la española, "pues en Portugal, como no hay que dar muerte al toro, el rejoneador no tiene que torearlo, y además se va a las suertes de frente. Los españoles toreamos más con el caballo, porque hay que preparar al toro para la muerte".
Sobre el Decálogo del rejoneo, del que fue autor el duque de Pinohermoso y que durante mucho tiempo fue norma imprescindible para todo rejoneador, la opinión de Dornecq es tajante: "El Decálogo ha sido ya ampliamente superado. Ha evolucionado tanto el arte del rejoneo, que hoy se practican suertes a caballo que parecían imposibles en aquella época".
Babelia
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