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Mitterrand propone ante el Parlamento de Estrasburgo la reactivación de una Europa más política y selectiva

El presidente de la República Francesa y actual presidente de la Comunidad Económica Europea, François Mitterrand, propuso ayer ante el Parlamento Europeo, reunido en Estrasburgo, la elaboración de un nuevo tratado comunitario que complementaría el Tratado de Roma y que, sustancialmente, favorecería la creación de la unión política europea, el abandono de la regla de la unanimidad y la introducción del voto mayoritario en muchas decisiones, con la consecuencia de que el grado de participación de los distintos Estados miembros en las políticas comunitarias variaría en función de su disposición a comprometerse con esa "Europa de geometría variable" o a dos velocidades.

En el mismo discurso, que el presidente francés presentó con resonancias históricas, Mitterrand reconoció solemnemente la necesidad de que la CEE se amplíe a España y Portugal, pero enumeró a continuación una serie de dificultades y concluyó que espera que la respuesta final de los diez a esa ampliación sea positiva.Mitterrand, informa el enviado especial de EL PAIS Feliciano Fidalgo, culpó a la regla de la unanimidad en la toma de decisiones -propiciada por De Gaulle a través del llamado compromiso de Luxemburgo, en 1966- de muchos de los males actuales de la CEE, con especial referencia a la serie de bloqueos provocados por la devolución de contribuciones presupuestarias al Reino Unido, y dio su apoyo a la idea de que únicamente ciertos Estados especialmente dispuestos a avanzar en la construcción europea participen en determinados proyectos que otros miembros de la CEE no aprobarían.

El presidente francés justificó, por otra parte, la necesidad de un nuevo tratado, porque el vigente Tratado de Roma, firmado en 1957, que sigue siendo la norma básica de la CEE, no prevé la Comunidad Europea de Defensa -que la Asamblea Nacional francesa había rechazado en 1954- ni deja margen para la cooperación de los diez en materia de política exterior, que, dijo Mitterrand, se ha convertido en una proyección fundamental de la Europa comunitaria.

Conviene recordar que la idea de una Europa a dos velocidades, o con distintos grados de participación y compromiso, fue activamente aireada por el actual ministro belga de Asuntos Exteriores, Leo Tindemans, hacia finales de los años sesenta.

Por otra parte, la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la CEE que se celebró en junio de 1983 en Stuttgart hizo pública una declaración solemne de proyecto de unión europea. Más recientemente, el parlamentario italiano y antiguo comisario europeo Altiero Spinelli presentó otro proyecto, aprobado por el Parlamento de Estrasburgo, con una orientación federalista.

En cuanto al método a seguir, Mitterrand sugirió que se tome como base la Declaración de Stuttgart y que se inicien conversaciones preparatorias que desemboquen en una conferencia de los "Estados miembros interesados" en la idea. Esta última frase del presidente francés, como otras parecidas de su mensaje de la unión al Parlamento Europeo en vísperas de la cumbre decisoria de Fontaineblau, suena a advertencia al Reino Unido, que, con sus reclamaciones financieras, sigue siendo el obstáculo mayor para que se supere la crisis de la CEE. En el mismo sentido pueden interpretarse las referencias a la geometría variable europea, esto es, el problema de la contribución británica a la hucha de los diez. En el mismo contexto se refirió a la eventualidad de la "Europa de dos velocidades", lo que querría decir que de manera diferente.

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Mitterrand destacó todos los problemas comunitarios pendientes que, en su opinión, deben resolverse o desarrollarse para que Europa no se convierta en una simple zona de libre cambio: la Europa electrónica, la espacial (televisión europea), la de los transportes, la de la cultura, la de defensa, la de seguridad y abogó porque refuerce la autoridad de todas las instituciones comunitarias.

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