"Enseñale la mano y que nunca la alcance"

Es la teoría del toreo de Domingo Ortega: "Enseñarle la mano; que nunca la alcance". Así habló Ortega, y tuvo importancia (lo que José Ortega es alpensamiento, así es Domingo Ortega al arte de torear). Fue en la entrega de los trofeos del Club de Vacaciones. Dijo: "Hay quien afirma que el toreo sólo se hace en Andalucía, y que los toreros de Despeñaperros para arriba no torean, trabajan. No es cierto. Por ejemplo, yo, que soy de Borox, me hice torero precisamente para no tener que trabajar nunca".

Y explicaba el maestro: "Se torea con la mano; capote y muleta deben ser su prolongación. Hay que ofrecérsela al toro, y cuando viene a por ella, templarle el viaje para que no pueda tocarla".

Ningún torero de los antiguos habla jamás de "pegar pases". Lo de "pegar pases" es una norma impuesta por la mediocridad del taurinismo actual. Los toreros clásicos, en cambio, los que recogieron las enseñanzas de la edad de oro de la tauromaquia y las transmitieron a las generaciones de posguerra, tienen una concepción del toreo en su sentido más profundo: la lidia, el dominio, y para la cadenciosa interpretación de las suertes, el temple: "Enseñarle la mano y que nunca la alcance".