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Crítica:'POP'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Ramoncín comienza en Pamplona su gira nacional

Con la presentación de su nuevo espectáculo y último elepé, Ramoncín comenzó el sábado en el pabellón de deportes Anaitasuna, de Pamplona, su gira de 1984, cuyas próximas etapas serán Zaragoza, Madrid y Huesca. Esta actuación fue grabada en vídeo para un especial dominical que se emitirá en la primera quincena del mes de junio por Televisión Española.Ramoncín forjó la apoteosis en la vieja Pamplona ante 6.000 enfervorizados devotos que el sábado por la noche abarrotaron al máximo el pabellón Anaitasuna, de está ciudad. Se culminó así de la mejor de las maneras esta extraña y patente unión que existe entre el rockero de Vallecas y 14 capital navarra. "Me pregunta por qué Iruña (Pamplona), y no sé contestar. Pero cuando estoy aquí lo tengo claro, porque sois los mejores..". Con estas palabras Rainoncín comenzó su concierto, de más de dos horas de duración, en el que, acompañado por la extraordinaria Banda del sur -integrada por Perujo en la batería, Cristóbal Delgado en las teclas, Molina y Strombeicker a las guitarras y Jiménez al bajo-, ofreció para el público y cámaras de vídeo 24 temas recopilatorios de los cinco elepés, incluyendo una amplia représentación de su Ramoncinco.

"Hormigón, mujeres y alcohol"

A lo largo de su actuación, Ramoncín intercaló temas de toda su discografía, desde los clásicos -El rey del pollo frito, Marica de terciopelo y Rockandroll dudua, pertenecientes a su primera época- hasta temas de su nuevo elepé, Ramoncinco -sin duda, el trabajo más profundo e intimista de este autor-, pasando por canciones de su anterior disco, como Dueña de la ciudad.Avalado por un buen montaje de 18.000 -vatios de sonido y 125.000 de luz, Ramontxo, como le llaman en Pamplona, encandiló al público con sus mejores artes. Saludó bajo un torrente de rock con un fortísimo gabon de nory (buenas noches a todos); cantó Calles oscuras, enfundado a lo Jagger en una ikurriña lanzada desde el público; parafraseó estrofas del Hormigón, mujeres y alcohol aprendidas en euskera; se subió cual Ted Nugent a la montaña de altavoces, seguido por los focos, entre el delirio, y finalmente sacó a cantar junto a él a un chavalín de pocos años para acabar con un ¡Gora Euskadi askatuta! coreado por el pabellón.

Escondido tras sus gafas negras, profesional, acelerado, Ramoncín se dejó el cuero entre las múltiples cámaras de vídeo que grabaron su actuación para su emisión en TVE. El sonido fue impecable y limpio, y la voz del rey del barrio sonó rotunda y serena. Como debió ser al límite en una noche de muchas horas.

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