La música callada de Mompou, en toda su intensidad
El nombre de Frederic Mompou preside desde hace tiempo la música española en su totalidad. Pocas veces será dado encontrar un patriarca tan sensible y original, de tan refinado pensamiento sonoro y musical como admirables calidades humanas.Esto y una obra que cada día es más estudiada en Europa y América hacen que los homenajes a Mompou menudeen. Burgos, su ayuntamiento y su conservatorio celebraron el pasado sábado su homenaje al compositor nonagenario, en el que debía él mismo haber estado presente.
Razones de salud le impidieron a Mompou el viaje a la ciudad castellana, y así, tras la ofrenda del teniente de alcalde de Cultura, Enrique del Diego, estudiamos y oímos la música más depurada y exigente de Mompou: la Música callada, obra estrenada en su integridad por Pedro Espinosa, que la viene difundiendo aquí y fuera de España.
Fue esta vez también el pianista canario el intérprete hondísimo de estas 28 confesiones íntimas, trazadas por Mompou con su pulso de orfebre florentino y su lenguaje enemigo de toda retórica ("sólo lo preciso, lo necesario", es la consigna permanente del músico catalán).
La emoción alcanzó a todos, y el bellísimo monasterio de las Bernardas, convertido en el más bello conservatorio de Europa, fue testigo de lo que ya ha sido tantas veces: la posibilidad cierta de valores inmutables; el sonar lento, sonoro, envuelto en silencios, meditativo, de "la voz íntima y necesaria", como dice Gerardo Diego.
Paisajes exteriores
Junto al paisaje interior, los paisajes exteriores -Carros de Galicia, Lafuente y la campana, El lago-, absorbidos por Mompou y transfigurados en sus pentagramas escuetos, pusieron fin al homenaje. Faltó Mompou, pero su música fue vivida con intensidad por sus valores sin posible caducidad y por las excelentes versiones de Pedro Espinosa: más que fieles, veraces; más que servidoras del texto, identificadas radicalmente con el espíritu. En menos palabras: versiones creativas de una música que desde los primeros compases parece envolvernos, circular en torno nuestro como un fenómeno atmosférico para al fin hacerse nuestra.Los largos aplausos dedicados al pianista volaban hacia la clínica barcelonesa en la que el gran Frederic Mompou está internado.
Babelia
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