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'Caza al ministro'

Antonio Caño

Las reuniones del grupo de Contadora se celebran al 50% en los pasillos de los grandes hoteles, en los comentarios oficiosos, en las filtraciones, en las indiscreciones a la Prensa. Esto obliga a que la cobertura de estas conferencias sea un ejemplo clásico de caza al ministro. Caza cuando entra a la sala de reuniones, cuando sale para ir al lavabo, mientras almuerza... Cualquier ocasión es buena para conseguir una interpretación más allá del lacónico y repetido comunicado oficial.Los ministros también lanzan sus redes a la caza del periodista para hacer declaraciones que darán la vuelta al mundo y tendrán, en muchas ocasiones, mayor impacto que lo que se negocia a puerta cerrada. Sólo los más madrugadores pudieron recoger ayer las palabras del ministro de Asuntos Exteriores nicaragüense, Miguel D'Escoto, cuando, rodeado de guardaespaldas, entraba al hotel de Panamá en el que se celebra la reunión conjunta. Su llegada fue la más espectacular. Sus palabras, sin embargo, las más serenas. El ministro hondureño, Edgardo Paz Barnica, se pone de puntillas al hacer énfasis sobre la política de independencia de su Gobierno. Resultaba difícil certificar si el sudor de su cara era provocado por el calor sofocante de este comienzo de la temporada lluviosa en Panamá o por las preguntas mal intencionadas de los corresponsales. Paz Barnica habla seguro de que nunca dirá nada que no quiera decir.

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No puede, sin embargo, evitar los nervios ante algunos temas espinosos y tartamudea al hablar del documento firmado por su país junto con Honduras y El Salvador.

A cada llegada de un ministro se repite el rito: el personaje sale del coche precipitadamente y haciendo ademán de no querer formular declaraciones, los periodistas se abalanzan sobre él hasta hablarle a pocos centímetros de su cara y, finalmente, la conversación muere por falta de preguntas.

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