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La crisis entre Libia y el Reino Unido

Los comités revolucionarios libios amenazan con ayudar al IRA en sus acciones terroristas contra el Reino Unido

Soledad Gallego-Díaz

Los Comités Revolucionarios, que constituyen uno de los centros de Poder en Libia, amenazaron ayer, poco después de conocerse la ruptura británica de sus relaciones diplomáticas con Trípoli, con ayudar al Ejército Republicano Irlandés (IRA). La reacción oficial libia a la decisión de Londres -adoptada tras resultar muerta una policía y heridos 10 manifestantes, por disparos efectuados desde el interior de la Embajada libia en Londres, el pasado día 17- fue de "sorpresa e indignación", pero el Ministerio de Relaciones Exteriores en Trípoli aseguró que la colonia británica en aquel país (8.500 personas) no tiene nada que temer.

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Un impresionante cerco electrónico

La publicación Marcha Verde, órgano de los comités revolucionarios, subrayaba ayer, en un artículo editorial titulado Advertencia, que el Congreso Popular abriría oficinas del IRA en todas las ciudades libias y amenazó con ayudar a este grupo terrorista norirlandés en sus actividades en Gran Bretaña si ciudadanos libios eran importunados por las autoridades de Londres. Los comités, creador por Muamar el Gadafi, tienen funciones de vigilancia de los objetivos de la revolución libia, similares a las que desarrollaron los guardias rojos durante los turbulentos años de la revolución cultural en China.Los comités piden igualmente, según informan las agencias e Prensa desde Trípoli, la extradición de los "criminales" libios (opositores al régimen) que han encontrado refugio en el Reino Unido y están reclamados a través de la Interpol. "Si no son devueltos", afirmaba el editorial de Marcha Verde, las fuerzas revolucionarias no respetarán ya las leyes de la Interpol y adoptarán medidas revolucionarias".

Los ocupantes de la Oficina Popular libia han anunciado que abandonarán la sede diplomática el próximo domingo, día 29, poco antes de que expire el plazo concedido por el Gobierno británico para que abandonen el país. Scotland Yard mantuvo ayer su cerco en torno a la embajada y señaló que no lo relajará hasta que todos sus ocupantes hayan salido.

Un portavoz de la Asociación de Jefes de Policía expresó su "decepción" porque vaya a escapar sin castigo el asesino de la joven policía Yvonne Fletcher. "Tenemos la impresión de que los libios han ganado todas las manos en este juego", dijo.

Sentimiento de frustración

En medios políticos, la reacción ha sido de frustración, aunque, curiosamente, las principales críticas a la actuación del Gobierno no han salido de las filas laboristas, sino del propio Partido. Conservador. Un diputado tory ha solicitado que la Cámara de los Comunes, que se reúne mañana, se pronuncie sobre lo ocurrido, y Eldon Griffits, consejero parlamentario de la Federación de Policía, ha afirmado que "no existe ninguna justificación que permita al Gobierno dejar escapar a un asesino". Los laboristas, por el contrario, reconocen que el Gobierno no tenía ninguna otra alternativa.

Los ocupantes de la oficina popular, por su parte, se declararon, en una entrevista telefónica, "muy felices de regresar a Libia". Según informaciones recogidas en Trípoli, el personal de la embajada ha enviado un telegrama a Muamar el Gadafi ofreciéndose a quedarse en la sede diplomática y "morir por sus principios", pero todo parece indicar que Trípoli prefiere una solución menos violenta y que les ha dado órdenes de abandonar el país dentro del plazo, que expira a medianoche del día 29.

Los 15 diplomáticos británicos acreditados en Trípoli han empezado a destruir el material confidencial que no desean que quede en manos de Gadafi cuando abandonen a su vez el país. El personal diplomático y sus familias llegarán a Londres a mediados de semana. Fuentes oficiales se negaron a confirmar si Italia será el país encargado de representar los intereses británicos en Libia. Al parecer, Londres ha cursado la correspondiente solicitud a Roma, pero todavía no hay respuesta de Trípoli.

Según portavoces del Ministerio del Interior, los ocupantes de la Oficina Popular libia, cuyo número exacto todavía se ignora, tendrán que identificarse a la salida. Los diplomáticos serán autorizados a ir a sus domicilios para empaquetar sus efectos y los estudiantes revolucionarios serán dirigidos al aeropuerto para embarcar en el avión que enviará expresamente Trípoli.

El ministro del Interior, Leon Brittan, afirmó que se exigirá a los diplomáticos que no lleven armas ni explosivos, y reconoció que la policía no registrará las valijas diplomáticas, en las que muy bien puede esconderse el subfusil ametrallador del que salieron los disparos.

Portavoces gubernamentales confirmaron que, si los ocupantes de la embajada no la abandonan antes de cumplirse el plazo concedido, Londres considerará que no existe invulnerabilidad y ordenará el asalto del edificio.

"No hay nada que nos periñita creer que el régimen libio no va a actuar razonablemente y respetar el plazo", añadieron dichas fuentes.

El Ministerio del Interior ha in dicado también que revisará todos los permisos de residencia concedidos a súbditos libios en los últimos años (13.000) y que ordenará la expulsión de todos aquellos sobre los que existan sospechas de actividades ilegales. Ayer mismo fue deportado un estudiante detenido hace unos días. "Su continuada presencia en este país" informó la policía, "no resultaba beneficiosa para el bien público".

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