La policía francesa está dispuesta a poner fin a los controles callejeros montados por vascos españoles

La policía francesa ha estrechado la vigilancia de los refugiados vascos en el intento de evitar que éstos lleven a cabo controles de identificación de personas a las que juzgan sospechosas de pertenecer a los autodenominados Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL). La aplicación de estas medidas coincide con la nueva actitud de los jueces franceses, que se muestran ahora más severos en la condena de refugiados detenidos por portar armasLos controles que los refugiados vascos realizan ocasionalmente, guiados por sus sospechas, han provocado ya reacciones entre la población vasca francesa, que considera humillante e intolerable la posibilidad de ser abordados y obligados a identificarse en plena calle por ciudadanos extranjeros. Fuentes policiales de ese país manifiestan que están dispuestos a terminar con los controles callejeros, una de las primeras medidas de autoprotección adoptada por los refugiados hace ya cuatro meses, tras la aparición de los GAL.

La sensación de acoso y la psicosis de atentado en que viven los presuntos activistas de ETA les lleva a recelar, muchas veces injustificadamente, de personas que merodean en los alrededores de sus viviendas o que penetran en los bares y locales que frecuentan. La noche del domingo último, un grupo de siete refugiados abordó en actitud amenazante a dos funcionarios de la policía francesa en San Juan de Luz, exigiéndoles que se identificaran. Uno de los policías presentó su documentación, pero el otro se negó a identificarse.

Al forcejeo inicial siguió el enfrentamiento físico y la reacción de varios ciudadanos franceses, testigos de la escena. Varias dotaciones de las Compañías Republicanas de Seguridad (CRS) acudieron inmediatamente al lugar, y detuvieron a cuatro refugiados, supuestos promotores del incidente, uno de los cuales se encontraba ya inmovilizado por el policía con el que había intercambiado golpes.

Tres de estos refugiados, supuestamente vinculados con ETA Militar -José Domingo Aizpurúa, John Corta Larrañaga y Juan Gabirondo Argote, naturales de las localidades guipuzcoanas de Usurbil, Éibar e Iziar- permanecen detenidos, mientras que un cuarto ha sido puesto en libertad, ya que al parecer no participó en la pelea, pese a acompañar a los supuestos agresores.

La autodenominada Asamblea de Refugiados afirma que el día del incidente se observó la presencia de gente a la que define como "sospechosa o extraña" en distintas localidades del País Vasco francés y que este dato llevó a muchos refugiados a extremar sus precauciones.

Herri Batasuna de Usurbil, localidad de la que es natural José Domingo Aizpurúa, pretende entrevistarse con el cónsul de Francia en San Sebastián y con el prefecto de Bayona para exigir la concesión del estatuto político a los presuntos miembros de ETA refugiados en Francia.