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Argentina firmará el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional a fin de mes

El ministro de Economía y Finanzas, Bernardo Grinspun, ha desmentido en Washington, después de una semana de gestiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que existan dificultades insalvables en las negociaciones en curso para que el organismo mundial asista a Buenos Aires a refinanciar su elevada deuda exterior. Por el contrario, Grinspun ha señalado que Argentina y el FMI firmarán una carta de intenciones (preacuerdo) antes de finales de mes.El Gobierno argentino está siendo asistido técnicamente por el Tesoro norteamericano en sus negociaciones con el FMI. Un portavoz del Tesoro ha ratificado incluso que el acuerdo definitivo podría estar listo para finales de esta semana.

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El acuerdo entre Argentina y el FMI es de vital importancia, y no sólo para el futuro de la economía argentina. De este acuerdo depende, sobre todo, que el sistema financiero internacional, basado en operaciones de crédito a Estados y entidades por parte de la banca privada siga su curso habitual, y que muchos bancos, especialmente los norteamericanos, no tengan que recurrir a decisiones drásticas ante la eventualidad de una quiebra técnica por ausencia de pagos del país latinoamericano.

En su estancia en Washington, Grinspun ha reiterado la voluntad argentina de pagar, voluntad que con anterioridad a la concesión del préstamo puente de 500 millones de dólares (75.000 millones de pesetas), el pasado 30 de marzo, por parte de cuatro países vecinos y el Tesoro norteamericano, llegó a ponerse en duda. Ahora, Argentina necesita un acuerdo con el FMI para devolver este préstamo de emergencia y para reestructurar en el tiempo unos pagos que, entre amortización de principal e intereses, se elevan a 20.000 millones de dólares (tres billones de pesetas). La deuda total exterior argentina es de 45.000 millones de dólares.

El problema de llegar a un acuerdo con el FMI es la exigencia tradicional de este organismo de que la política económica del país receptor pase a ser supervisada por el FMI. El Gobierno de Raúl Alfonsín argumenta que no es justo que sólo sea el país quien pague los platos rotos de unos créditos concedidos muy a la ligera por los bancos, ya que éstos sirvieron para sostener a la dictadura militar. Por el contrario, argumenta que sean los bancos quienes reduzcan la pesada carga financiera por medio de unos tipos más bajos.

El programa de austeridad, como es tradicional en los acuerdos con el FMI, involucra reducciones importantes en las rentas salariales, subidas de precios, devaluaciones progresivas del peso y un plan de ajuste del sector exterior que permita rápidos y crecientes ingresos por exportaciones. El objetivo es que Argentina pueda ingresar una cantidad superior de divisas de las que tiene que pagar. Grinspun continúa hoy sus gestiones en Nueva York con la banca privada norteamericana y con funcionarios de la Administración.

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