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Sciascia escribe en España una serie sobre la guerra civil y la Semana Santa sevillana

El escritor italiano habla hoy en Madrid sobre Sicilia y la Mafia

Juan Arias

Sicilia sigue siendo noticia. Y siempre por lo mismo: la Mafia. En Italia el mayor experto en la materia es el escritor siciliano Leonardo Sciascia, considerado la pluma más anticonformista del país. El autor de Todo modo se irrita cada vez que ve escritas sobre la Mafia "tantas banalidades" y tantas "inexactitudes históricas". EL PAÍS lo ha entrevistado en Roma horas antes de que viniera a España para escribir una serie de reportajes sobre de Los lugares de la guerra civil, la española naturalmente, y sobre la Semana Santa de Sevilla. Hoy, en el Instituto Italiano de Cultura de Madrid, hablará sobre Sicilia y España en el condado de Módica, para abrir una exposición de Giuseppe Leone de fotografías del citado condado.

Sciascia (Sicilia, 1921) sonríe cuando, saboreando una paella que le había preparado el embajador español en Roma, Jorge de Esteban, se le dice que se van a enfadar con él los franceses, ya que el gusto por España está sustituyendo en el gran escritor su pasión, de siempre por París. Y ahora España lo recompensa con la Gran Cruz del Mérito Civil, la primera que se concede a un escritor de su país.

Pregunta. Empezamos por el significado etimológico de mafia.

Respuesta. Su significado es ambiguo. De una sola cosa no existen dudas: de su origen árabe. Pero existen dos teorías. La primera que significa "lugar escondido" o "reunión en un lugar secreto". La segunda, también de origen árabe, "la parte mejor de una cosa".

Esta palabra entra en el léxico italiano con significado de "asociación delictiva" después de 1870, es decir, después de la unidad italiana. Se encuentra tal significado en una relación de don Pietro Ulloa, que es un nombre catalán, procurador del rey en Trapani, en 1838. Habla de la Mafia sin usar la palabra y sirviéndose de la palabra fraternidad. Dice que es una asociación delictiva cuyos cabecillas son aquí un notable, allí un arcipestre", protegida "por los jueces".

P. ¿Cómo se explica que la Mafia, tradicionalmente y aún ahora, se encuentre sólo en una parte de Sicilia?

R. La Mafia nace en la Sicilia occidental: Palermo, Trapani, Caltanisetta y Agrigento, donde existía un sistema de propiedad agraria distinta de la de Sicilia oriental. Aquí reinaba sólo la pequeña propiedad, mientras la parte occidental estaba dominada por los grandes feudatarios que vivían en Palermo y arrendaban las tierras a intermediarios, los gabelloti, los cuales, para tener bajo su dominio a los jornaleros, usaban formas de intimidación y de castigo en las cuales ya se puede entrever el rostro de la futura Mafia.

P. ¿Entonces la Mafia no nació como la defensa de los débiles contra los atropellos de los poderosos o del Estado, como siempre se ha dicho?

R. Absolutamente. Eso es una pura deformación de la verdadera Mafia, que nunca tuvo tal nobleza. La Mafia es el fruto de una clase social parasitaria, explotadora y violenta, nada más. A mi juicio, ha sido el historiador inglés Hobsbawm, en su libro Rebeldes de nuestro tiempo, quien mejor ha descrito a la Mafia. Según él, la Mafia "es la única revolución burguesa que podía tener Sicilia".

P. ¿Y hoy, qué es la Mafia?

R. Una multinacional del crimen que probablemente tiene aún su central operativa en Sicilia. Pero lo que ha cambiado profundamente a la Mafia ha sido el comercio de la droga. Queda, sin embargo, en la raíz un común denominador, que es la búsqueda del enriquecimiento ilegal.

P. ¿Pero la Mafia, en origen, no poseía un código de comportamiento que, por ejemplo, exigía el respeto por la mujer, a la que nunca se mataba?

R. Existían algunas reglas fijas, una especie de filosofía de la vida. Era una visión de la vida pesimista, como el estalinismo, en la cual no todos los hombres eran considerados hombres. El respeto por la mujer era común a todas las sociedades aparentemente patriarcales. La opresión matriarcal en una sociedad que tenía la apariencia patriarcal tuvo su importancia. El ser mafioso, por parte del hombre, era una liberación de la obsesión de la mujer.

'La Mafia es una 'delincuencia aristocrática'

P. Se ha especulado mucho acerca de las diferencias entre la Mafia, la Camorra y la 'N Drangheta. ¿Son tres fenómenos idénticos.

R. La Camorra está considerada como la Mafia napolitana. Pero, en realidad, en sus orígenes, la Camorra era un hecho más plebeyo y difundido. La Mafia, al revés, es una delincuencia aristocrática. La Camorra era un fenómeno de la plebe para poder sobrevivir. Hoy, sin embargo, en la práctica, la Camorra es una auténtica mafia, una multinacional del crimen metida hasta los ojos en la industria y comercio de la droga. La 'N Drangheta siempre se pareció mucho a la Mafia siciliana, aunque era más salvaje y menos refinada.

P. ¿ Cuál es su idea sobre Sicilia?

R. Un lugar donde es difícil vivir, pero donde la inteligencia se hace más fina, precisamente para entenderlo.

P. ¿Y la mayor cualidad del siciliano?

R. La inteligencia, quizá porque la dificultad se la agudiza. En tema literario diría que el siciliano es un realista y el napolitano un fantasioso."

P. ¿Y el pecado incurable de los sicilianos?

R. Ese que Lampedusa criticaba de sentirse "la sal de la tierra". Porque el siciliano es inteligente, pero se trata de una inteligencia con muchos aspectos negativos.

P. ¿El más negativo?

R. La exasperación del individualismo.

P. ¿Por qué en Sicilia el problema de la mujer y el de los celos del hombre ha sido siempre tan agudo?

R. Hoy la televisión ha nivelado mucho a todos los italianos y, sobre todo, las nuevas generaciones ya no son tan sicilianas. Pero es verdad que en Sicilia han existido siempre dos elementos obsesivos: las cosas y la mujer. La mujer era la herencia, la legitimidad. Los celos nacían porque el siciliano quería estar seguro de poder transmitir la propiedad a sus legítimos herederos. No es tanto un problema sexual como mental. El problema del sexo en el siciliano está más en el hablar que en el hacer.

P. Voviendo a la Mafia, ¿es cierto que se trata de una guerra imposible de ganar?

R. No. Hoy la Mafia es un fenómeno de delincuencia que se podrá dominar con tres recetas bien concretas: el control de las riquezas, descubriendo a través de los bancos y de las propiedades inmobiliarias cómo se han formado ciertas fortunas. Acabar con la ayuda tipo CEE en la agricultura, porque más que un incremento de la agricultura ha constituido un incremento de la Mafia. Y, por último, indagar en las profundidades de los servicios secretos por qué droga y contrabando de armas están estrechamente relacionados con los servicios secretos.

Conversación sobre la palabra

La entrevista con el gran escritor siciliano acaba repasando algunas palabras políticas, ya que Sciascia se queja de que las palabras están vaciándose de significado y que los hombres hablan sólo con la lengua de "los lugares comunes", sobre todo, los políticos, como afirma.

P. ¿Qué es la palabra palabra?

R. Todo, sobre todo si es escrita.

P. ¿Se imagina un futuro en el que la civilización de la imagen llegara a suprimir la palabra escrita?

R. Es posible, pero yo no querría verlo antes de morir.

P. ¿Iniquidad?

R. La personificación de la iniquidad es la administración de la justicia. La iniquidad es el juzgar, es una necesidad social, pero una iniquidad".

P. ¿La duda?

R. Borges pasando días atrás por Sicilia dijo que le gustaba esa tierra porque en ella "el hombre había empezado a construir un sistema de la duda". Es muy cierto. La duda es el mayor instrumento del conocimiento. Dudar que se puede alcanzar "la verdad" pero creyendo al mismo tiempo que se pueden conquistar algunas verdades.

P. ¿Y la certidumbre?

R. Un generador de desgracias, porque la certeza acaba fácilmente en fanatismo y por tanto, humilla al hombre en su totalidad, en ese su ser un "junco pensante", como decía Pascal.

P. ¿Sabiduría?

R. La verdadera sería la que describe Pascal como capacidad de no salir de su propia habitación.

P. ¿Pecado?

R. Conozco sólo uno: la voluntad consciente de dañar al prójimo.

P. ¿Cree en la inocencia?

R. En la de los gobernantes, no. Considero de todos modos que la inocencia es muy peligrosa porque pienso que linda con la locura.

P. ¿Cree en la felicidad?

R. Sólo en la de algunos instantes.

P. ¿Y en Dios?

R. No creo que existan ateos. En Dios creo, a veces, al cruzar una calle y después ya no creo cuando llego a la otra acera. Pienso que no es posible creer siempre ni dudar siempre. Tiene que haber tiempo para todo si tenemos respeto por nuestra identidad de seres capaces de pensar.

Momentos antes de esta entrevista Sciascia había tenido en Roma uno de esos "momentos de felicidad", de los que había hablado antes. Acababa de comprar en una tienda de la vía de la Scrofa un librito de 1783 de un autor desconocido que es una joya: una interpretación de los sueños en clave psicológica: "Estoy seguro que se trata de un prefreudiano completamente ignorado lo que me confirma cada vez más que nadie descubre nada de nuevo. Lo importante es saber volver a escribir las cosas con el sello de la propia originalidad".

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