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Dario Fo considera que Italia se halla sumergida en un vacío intelectual producido por el Gobierno

Dario Fo estuvo anteayer en Granollers para presentar su Misterio buffo dentro del XI Cicle de Teatre. Mañana estará en Madrid para presentar en la Sala Olympia su Historia de la tigresa y otras historias, con la que se abre el cuarto Festival Internacional de Teatro. Fo persona y Fo autor son inseparables, ambos reflexionan sobre la realidad que les rodea. Y sobre todas las realidades, su Italia natal, a la que Fo ve hoy "sumergida en una profunda ruina intelectual. En un vacío, producido por la política represiva del Gobierno, ejercida no sólo contra el terrorismo, sino también contra la juventud y la clase obrera"

Con frecuencia se ha dicho que el teatro de Dario Fo era sencillamente reír con rabia o reír amargamente de los hechos trágicos. Y también se ha dicho que quizá esta actitud ha perdido en la actualidad aquella capacidad de intervención y de proyección social de hace un par de décadas, pero Dario Fo se muestra contundente: no sólo está convencido de la validez de ese trabajo, sino que considera absolutamente necesario seguir riendo con rabia. "En estos momentos", explica, "Italia vive en una situación de ruina, de hundimiento intelectual y de lucha; un vacío total que ha provocado el Gobierno con su política represiva que no sólo ejercía contra el terrorismo, sino contra la juventud y la clase obrera. Hay, no obstante, una lenta recuperación, aunque evidentemente no es total. Padecemos, por ejemplo, el gran problema de la droga, que crece sin parar y en términos geométricos. Hace dos años, a causa de las drogas, había un muerto a la semana; en cambio ahora hay por lo menos uno al día. Todo esto ha determinado el clima de hecatombe, la falta de participación y el desencanto".¿Qué podemos hacer ante esta trágica situación social? Yo digo", afirma rotundamente Fo, "que éste es el momento de cantar todas estas cosas. Por ejemplo, el monólogo que está haciendo Franca Rame" -la mujer de Fo- "en que una madre intenta comprender por qué su hijo se ha hecho terrorista, sigue este camino. Ya lo decía Brecht. ¿Qué haremos en los tiempos sombríos? Cantar los tiempos sombríos". Fo no ha abandonado nunca el cordón umbilical que une su teatro con la realidad contemporánea.

En 1976, por ejemplo, estrenó un espectáculo sobre el problema de las drogas, La marjuana della mamma è la più bella y en 1981 un texto sobre el terrorismo, Clacson, trombette e pernacchi (traducida al castellano como La mueca del miedo). Y también ha preparado diversos proyectos todavía inacabados sobre la mafia. En este tertia, Darío Fo expone sus dificultades. "El problema de la mafia es grandísimo. Para nosotros es dificil hablar de un hecho que vivimos sin perspectiva. En La mueca del miedo he intentado exponer la política que el Estado ha puesto en marcha ante el terrorismo. Para llegar a escribir esta, primera aproximación sobre el tema ha sido preciso escribir antes otros tres o cuatro proyectos porque la falta de perspectiva me dificultaba enormemente el trabajo. Esta dificultad aumenta cuando intentamos analizar el tema de la mafia que se extiende más allá de las fronteras y que se ramifica por todo el mundo".

La esencia del teatro

Dario Fo ha recogido toda la rica tradición italiana de los fabuladores y juglares que narraban historias por las calles y plazas. De esta manera, ha roto la tradicional rigidez del teatro italiano y al mismo tiempo ha puesto de manifiesto la verdadera esencia del teatro, el cuerpo y la voz del actor. "Nuestro trabajo", señala Fo, "ha propiciado una gran proliferación del teatro de base. Cuando nosotros empezamos nadie se atrevía a representar en medio de una plaza o en la calle. Actualmente, se actúa en cualquier sitio. Muchísimos jóvenes han entendido que el teatro se hace con el cuerpo, que no hace falta una puesta en escena, que con la voz, el grito, el timbre, el gesto y el movimiento, el actor puede expresarse. Y esto ha significado una ruptura total con el teatro tradicional italiano que se basaba en reglas fijas, incapaz de abandonar sus esquemas habituales, la escena, la escenografía, la iluminación, el vestuario... y en este sentido, nuestro trabajo puede haber sido importante por el ejemplo que hemos dado".Dario Fo cuenta que, no hace mucho, estuvo en Londres donde ante la perplejidad de los ingleses presentó una pantomima sobre el conflicto de las Malvinas. Explica también por que en su trabajo como actor utiliza el grammelot, una técnica figuradísima que consiste en alterar la función del gesto y de la palabra, de tal manera, que la palabra adquiere el valor de didascalia, y el gesto, el valor de palabra. "De esta manera", concluye Fo, "se facilita una dimensión imaginativa al público. Lo más grande que un actor puede dar al público, a los hombres y mujeres que le escucha, es el hacerles descubrir que poseen un cerebro, que tiene fantasía y que son capaces de emocionarse. El primer gran mérito de cualquier actor es el de catalizar la fantasía y la emotividad del público".

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