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Fuerte ataque soviético a Estados Unidos en la clausura de la conferencia de Estocolmo sobre desarme en Europa

La nota dominante en la sesión de clausura de la primera fase de la Conferencia sobre Medidas Destinadas a Fomentar la Confianza y Seguridad y sobre Desarme en Europa (CDE), que tiene lugar en Estocolmo, fue una áspera intervención del delegado soviético, Oleg Grinevsky, que tras reiterar su posición de impulsar declaraciones genéricas sobre desarme, no uso de la violencia, etcétera, atacó duramente a EE UU, subestimó el contenido de la propuesta de los países occidentales y designó el despliegue de euromisiles como el principal factor perturbador en las actuales relaciones internacionales y un obstáculo para la búsqueda de vías de entendimiento.

Las palabras del delegado soviético dieron la sensación de que su país no está dispuesto a hacer concesiones y estuvieron alejadas de anteriores intervenciones de delegados de países del Pacto de Varsovia e incluso de otro miembro de su delegación, que hace apenas unos días intervino en el plenario con un discurso de tono conciliador en el que insinuó la posibilidad de considerar algunas de las medidas incluidas en la propuesta de los países occidentales.El clima general de las intervenciones en los últimos días había contribuido a despertar un moderado optimismo y a alentar esperanzas de que en la segunda ronda de negociaciones, que debe iniciarse a comienzos de mayo, podría comenzarse a trabajar sobre algunas medidas concretas. Esta última intervención soviética, si bien no invalida ese cauteloso optimismo, no ha contribuido a fortalecerlo.

Sin logros concretos

Aunque la conferencia al término de esta primera etapa no está en condiciones de mostrar logros concretos que, por otra parte, nadie esperaba, ni los delegados participantes ni los observadores políticos interpretan esto como un fracaso sino como el preámbulo, no exento de momentos ásperos, en el que las partes han desplegado su juego y sondeado intenciones.

Gran parte de la conferencia estuvo dedicada a esclarecer sus objetivos, sobre los cuales no ha existido, evidentemente, coincidencia. Así las intervenciones de la delegación soviética y de algunos delegados de países del Pacto de Varsovia fueron consideradas por los países occidentales como no ajustadas a los cometidos específicos del foro.

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Hubo, sin embargo, esfuerzos por clarificar ese punto. Se abre ahora una etapa de receso que será de reflexión y consulta de los delegados con sus respectivos gobiernos.

La reapertura de las negociaciones el próximo 7 de mayo permitirá ver con más claridad cuánto puede esperarse de esta conferencia, que comenzó bajo los auspicios de un generalizado sentimiento de esperanza.

El jefe de la delegación de España, embajador Máximo Cajal, evaluó para EL PAIS el primer período de sesiones como positivo en líneas generales. La conferencia, dijo Cajal, se inició en un clima de desconfianza y escepticismo. "Sin embargo", matizó, "durante este primer período de sesiones hemos asistido a una presentación y a un intercambio de diferentes puntos de vista, lo que ha permitido una franca circulación de ideas y ha posibilitado la creación de bases para un diálogo futuro. Ahora nos conocemos mejor, y si bien las posiciones se encuentran alejadas por el momento, al mismo tiempo se esbozan ya algunas zonas de posible entendimiento, aunque tímidas".

"Se han presentado tres documentos: el patrocinado por 16 países occidentales (España entre ellos), el de Rumania y el de los países neutrales y no alineados. Es decir, que contamos con tres propuestas oficiales que registran cierto grado de coincidencia", agregó Cajal.

En cuanto a la coparticipación de España en la propuesta de los 16, el embajador Cajal fundamentó la posición española en razones de interés nacional y de solidaridad occcidental. Las medidas de confianza y seguridad contenidas en el documento, agregó, se adaptan fielmente a los criterios del mandato de Madrid, y suponen una mejora sustancial, cualitativa y cuantitativa, respecto a las medidas acordadas en el acta final. No atenta a la seguridad de los Estados, disminuye las posibilidades de un ataque por sorpresa y establece un marco de apertura que facilite la distensión.

Respecto a las propuestas del Pacto de Varsovia, dijo que no tenían por el momento carácter formal. El principal problema, agregó, es que alguna de esas ideas no encaja en el mandato de Madrid, ya que se trata de exhortaciones genéricas sobre desarme o pertenecen a otros foros lamentablemente hoy suspendidos.

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