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ETA y Bélgica

El viaje de Felipe González a Bélgica orienta toda la atención política hacia dos asuntos esenciales: negociaciones de ingreso en el Mercado Común -puesto que Bruselas es la sede de las Comunidades y la visita del político español es difícilmente separable de aquel proceso- y la respuesta que Bélgica pueda dar a España sobre nuestras aspiraciones a la entrega de los etarras allí detenidos.En cuanto al primer asunto, estamos una vez más en el terreno del toma y daca. La OTAN entra fieramente, como contrapartida, en el ámbito de las conversaciones. Pensar que Maertens, primer ministro belga, no va a ser portavoz de los altos intereses atlánticos es tanto como jugar la carta de la ingenuidad. ( ... )

Más importante puede ser, de todos modos, una actitud positiva belga respecto a los detenidos de ETA, pero no hay que hacerse ilusiones. Bruselas no sera para nosotros, con plena probabilidad, más que París.

Una vez más, hay que reparar en el hecho de que nuestros vecinos marcan la pauta de lo que a España se puede conceder. ( ... )

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Porque se da la circunstancia de que las autoridades francesas han distado de proporcionar a España el apoyo policial que necesita. Algo, desde luego, han mejorado las cosas. Pero no cabe sentirse desde aquí satisfechos porque unos cuantos etarras hayan sido trasladados a Iberoamérica y lleven vida de hoteles a costa del presupuesto español. ( ... )

En estas condiciones, pedir a Bélgica que se retrate y dé ejemplo a Francia es un desiderátum de realización muy difícil. (...)

6 de marzo

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