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Reportaje:Protección de la población ante el riesgo de guerra

Inermes frente a un ataque nuclear

La OTAN cuenta con España como retaguardia en un eventual conflicto bélico, pero las medidas de defensa civil son escasas

Un país tan desprotegido como el nuestro no debería ser considerado muy peligroso. Pero la creciente vinculación a la Alianza Atlántica -que cuenta con España como país de retaguardia en un eventual conflicto europeo- ha alterado esos análisis. Técnicos civiles y militares se aplican al estudio de tales problemas sin que el Gobierno, agobiado por problemas menos eventuales -la crisis económica, el terrorismo-, haya establecido aún planes definidos.La Red de Alarma Nacional, que es una de las decisiones ya adoptadas, será puesta en manos de los Ministerios del Interior y de Defensa. Según un alto cargo de la Administración civil, "se trata de un dispositivo destinado a advertir a la población de la aproximación de graves peligros; es un instrumento eminentemente civil, pero que, por razones obvias, debe estar eltrechamente enlazado con la defensa militar". Se compone de sirenas eléctricas, accionadas desde estaciones o puestos de detección, cuya instalación ha comenzado por las centrales nucleares en funcionamiento.

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Otro grupo de proyectos, menos desarrollado aún que el anterior, consiste en atribuir a Protección Civil asuntos tales como la información a las poblaciones; la política de refugios; los planes de evacuación, dispersión y albergue; el socorro, rescate y salvamento, y la asistencia sanitaria y social. En cuanto a unidades de defensa civil, previstas, pero todavía no organizadas, serán dotadas en el futuro con personas procedentes del contingente anual: objetores de conciencia y excedentes de cupo serán destinados a tales servicios, así como reclutas que voluntariamente quieran prestar servicio en la Cruz Roja o en Protección Civil.

A esas previsiones en trámite se añaden otras, simplemente en estudio. La más importante es la preparación de una ley de Defensa Civil, que supone un salto cualitativo respecto a la protección frente a riesgos derivados de catástrofes naturales o accidentes. Esta ley se refiere a los sistemas para garantizar, en caso de guerra, la continuidad de la estructura administrativa; el establecimiento de quién y' en qué condiciones asumiría la dirección del Estado si un golpe dirigido contra la cúspide del mismo la hiciera desaparecer; el suministro de carburante y la continuidad de la actividad económica básica, o la utilización militar de puertos, aeropuertos y sistemas de comunicaciones civiles.

Dentro de la reserva con que se llevan estas conversaciones, existe la impresión de que la relación entre el poder civil y el mando militar es una de las cuestiones en proceso de discusión. Algunas filosofías defienden que los militares dirijan y coordinen todas las operaciones en caso de guerra; otras, más acordes con las previsiones europeas, mantienen al Consejo de Ministros como centro de decisiones en todo momento, considerando que la Administración militar es uno de los brazos del poder, y no al revés.

Disuasión y protección

La esencia de la disuasión consiste en persuadir a un agresor de que una acción militar importante, desencadenada por él, podría producir determinadas represalias en su propio territorio, hasta llegar a la "destrucción mutua asegurada". La lógica de semejante estrategia conduce a que defenderse pueda ser tan significativo como armarse: parte de la disuasión exige tener el cuerpo al aire, excepto que el país correspondiente demuestre su neutralidad y oriente la defensa civil hacia la defensa de las poblaciones de los efectos de conflictos nucleares en países limítrofes.

Hasta ahora, los países de la OTAN no se han preocupado de la defensa civil más que en circunstancias críticas, como la de 1962 en torno a los misiles cubanos o el incremento de la tensión motivado por la decisión de instalar misiles de alcance medio en Europa, adoptada en diciembre de 1979. Después de esta fecha, y en coincidencia con informaciones sobre la existencia de planes de defensa civil muy avanzados en la URSS, la Alianza Atlántica recomendó a sus miembros una actualización do sus programas.

La situación de España es bastante peculiar. No está integrada en la estructura militar de la OTAN ni dispone de armamento nuclear propio; pero tampoco es un país neutral. De hecho, ofrece facilidades a las Fuerzas Armadas norteamericanas para el uso de diversas instalaciones (cuatro bases militares, un oleoducto, varios almacenes de munición y combustible, estaciones de comunicación, polígonos de entrenamiento) y ha iniciado el proceso de integración, plena en la OTAN. La inexistencia de defensa civil hace que España se asemeje más a los países de la Alianza que a los neutrales; pero tampoco se encuentra plenamente bajo la disuasión nuclear.

País de retaguardia

Uno de los planes ya elaborados por la Alianza Atlántica, y puestos en conocimiento de determinadas autoridades españolas, prevé la evacuación a España de varios millones de civiles en los primeros días de un eventual conflicto. Los estrategas de la defensa civil de la Alianza se han planteado grandes rutas para la fuga de personas, una de las cuales consiste en evacuar, a través de España, a los centenares de miles de turcos que trabajan actualmente en Europa central.

Otro conjunto de proyectos afectan a España como país de retaguardia para un eventual conflicto europeo. En esa circunstancia, la OTAN dispondría de numerosos puertos y aeropuertos (militares y civiles) como puntos para el re abastecimiento de las fuerzas combatientes, tanto en hombres como en material. A ello se añade otra posibilidad: la destrucción masiva de las unidades de combate de la OTAN puede evitarse con la dispersión de barcos y aviones en las zonas de retaguardia. Para esta última función, España ofrece más de 500.000 kilómetros cuadrados de territorio, alejados de los escenarios donde se encuentra la zona de contacto entre ambos bloques.

Nadie sabe con exactitud si los misiles soviéticos apuntan o no a objetivos situados en España. Según algunos estudios de la OTAN, puede haber 50 proyectiles con cabezas nucleares dirigidos hacia España, mientras que fuentes soviéticas han desmentido, en ciertas ocasiones, esos informes. Los que tratan de tranquilizar a la opinión pública alegan que no hay armas nucleares en España; los desconfiados se preguntan por qué, entonces, nuestro país sigue sin firmar el tratado de no proliferación nuclear. Uno de esos desconfiados es el responsable de relaciones exteriores del PCUS, Boris Ponomariev, que recientemente expresó a una delegación parlamentaria española su temor de que Estados Unidos almacene secretamente armas nucleares en nuestro país.

Pese a la inseguridad en estos terrenos -dominados por la reserva militar y diplomática-, existen muchas descripciones sobre los electos probables de un ataque contra España. Algunos de esos supuestos son manejados por expertos en defensa civil como lugares a proteger de forma prioritaria si aumentan los riesgos de conflicto bélico en Europa: primero, poblaciones situadas junto a las instalaciones que utilizan las Fuerzas Armadas norteamericanas; segundo, zonas donde existen bases navales o aéreas exclusivamente españolas, así como puertos y aeropuertos civiles susceptibles de integrarse en la infraestructura de apoyo para la OTAN, y tercero, centros de dirección de la defensa española, que normalmente serían considerados blancos a destruir.

Uno de estos últimos se encuentra en un lugar especialmente vulnerable. Bajo la plaza de la Cibeles, en Madrid, los Cuarteles Generales del Ejército y de la Armada han construido sus instalaciones protegidas para caso de emergencia bélica. De este modo, Madrid se convierte en objetivo militar, no sólo por la proximidad de las bases de Torrejón, Getafe y Cuatro Vientos -la primera de ellas, de utilización hispano-norte americana; las otras dos, sólo españolas-, el aeropuerto civil de Barajas y una amplia zona industrial, sino porque el puesto de mando de la defensa militar se encuentra situado en pleno centro de la ciudad. (Un nuevo refugio de estas características está previsto, al sur de Madrid, para el Estado Mayor de la Defensa).

Eficacia y coste

Estadistas de ambos bloques y de países neutrales, presididos por Olof Palme, presentaron en 1982 un informe a las Naciones Unidas con la siguiente conclusión: "No hay defensa contra los proyectiles dirigidos armados con cabezas nucleares. El único modo de resistir una guerra nuclear es evitando que ésta se produzca".

La desconfianza en la utilidad de la defensa civil no es el único argumento en contra de la misma: los programas de este tipo implican, además, un coste enorme. Una simple hipótesis: armar con 72 aviones F-18A a las Fuerzas Aéreas españolas va a costar casi 300.000 millones de pesetas. Construir siete millones de plazas de refugios para asegurar la supervivencia de las poblaciones civiles más amenazadas por un eventual conflicto (Madrid y periferia, Sevilla, Cádiz-Rota, Zaragoza y principales ciudades portuarias) costaría tres veces más que el programa FACA.

En un país como España, que dispone de una gran extensión de territorio, expertos en defensa civil creen más lógica una política de dispersión de las poblaciones. Existen viejos planes para la evacuación de las principales capitales españolas, realizados cuando aquéllas tenían menos población y estaban menos asfixiadas por sus periferias. Y aun así, mencionaban períodos bastante superiores al de uno a cuatro días, previsto, por ejemplo, para dispersar las grandes aglomeraciones de la URSS.

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