El análisis del Estado autonómico y un deseo de "nacionalismo en la pluralidad' cerraron el coloquio '¿Qué es España?'
La jornada de ayer, última de las tres que ha durado el encuentro de intelectuales en Gerona para discutir acerca de la identidad española, comenzó y terminó con ligerísimas notas futbolísticas. Antes de comenzar el coloquio, el moderador del debate, que ayer era Josep Maria Castellet, avisó que las dos sesiones de mañana y tarde previstas para ayer se habían con centrado en una "porque hay varias personas que desean irse antes". Entre los asistentes, se comentó profusarnente que dicho deseo de partir tenía su causa en el encuentro de fútbol Real Madrid-Barcelona de anoche.Abrió el debate el editor y escritor Javier Pradera, quien opinó que "la pregunta de qué es España no tiene respuesta, o en el mejor de los casos tiene una respuesta acumulativa, en el sentido de enu merar todas las características que definen al estado". Pradera se negó a aceptar la tesis de alguno de los ponentes que habían intervenido el día anterior y hablaban del "fracaso histórico de España como proyecto aglutinador". Se guidamente, Pradera hizo algunas reflexiones sobre el estado de las autonomías, y afirmó que, pese a las insuficiencias del título VIII de la Constitución, a partir del cual se había articulado el estado de la autonomías, el texto constitucio nal no es modificable, pues cualquier intento de reforma constitu cional beneficiaría al involucionismo.
Dijo que en la Constitución hay aspectos que pueden desarrollarse con el tiempo y que, si bien el esta do de las autonomías no es lo mismo que el federalismo, la operatividad del primero -si se desarrolla bien- puede ser homologable a la del segundo. Pradera designó como enemigos del estado de las autonomías a "los prejuicios centralistas y burocráticos en la Ad ministración central" y también "los agravios comparativos entre las diferentes comunidades autónornas" "Es impos,ible", dijo, "cambiar el estado de las autonomías sin involución, de modo que el estado de las autonomías tiene que funcionar".
Visiones gallega y andaluza
A continuación intervino el catedrático de literatura gallega y portuguesa Basilio Losada, que habló de la experiencia de su comunidad gallega. Previno en principio contra la equiparación del sentimiento nacional gallego al vasco o el catalán, ya que "un país que no ha tenido nunca burguesía no puede tener sentimiento nacional en el sentido estricto". Describió la polarizada realidad social gallega, en la que la lengua es utilizada tan solo por los campesinos y por los intelectuales, así como la crucial influencia del caciquismo en el comportamiento político ga llego -"el cacique es el que habla castellano y sabe rellenar instancias; es el intermediario entre los campesinos y la administración del estado"- y señaló la influencia que la sociedad rural y minifundista tiene en la identidad del nacionalñismo gallego.
El historiador andaluz Antonio Miguel Bernal hizo también un análisis de la formación y señas de identidad de la comunidad andaluza, y mencionó el hecho de que la lengua, elemento diferenciador en las demás nacionalidades españolas, no es una característica esencial de la autonomía andaluza. Definió Andalucía como "en busca de la identidad perdida" y destruyó en pocas frases el mito del victimismo de las autonomías.
'Nacionalismo agnóstico'
El filósofo catalán Josep Ramoneda retomó el tema del estado y las nacionalidades, que ya se había suscitado el día anterior, y afirmó que "hace falta pluralismo real que permita la convivencia, conflictiva sin duda, en que cada pueblo sea dueño de su destino". Fue extremadamente claro al afirmar que "lo que se pide desde Cataluña es que no se opere con omisiones a la hora de hablar de nacionalismos y sobre todo a la hora de descalificar los nacionalismos, porque el primer nacionalismo de este país es el español". Ramoneda valoró positivamente las posibilidades que ofrece la autonomía para la nacionalidad catalana y se quejó al mismo tiempo de "la incapacidad que ha mostrado hasta ahora el estado español para entender las potencialidades de Cataluña como nación".
El filósofo advirtió a quienes analizan Cataluña desde la capital del estado que "es peligroso y erróneo identificar el nacionalismo catalán con una sola formación política" y pidió "una España plural, pero de verdad. Si no es así, me tengo que sumar a los que dicen que España no es nada"
Juan Aranzadi, en su intervención, despertó las protestas de algunos asistentes al hablar del "ele mento heráldico" que suponen las lenguas catalana y vasca y se situó en un ámbito de pensamiento en apariencia próximo a la acracia en el que pidió "un mundo de estados sin naciones, poblados por apátridas".
El filósofo Fernando Savater hizo primero una disociación entre sus propias características de "persona de orden y norma y persona de desorden e imaginación" para decir que "a estas alturas del siglo XX hay que moverse en el ámbito del pacto" y centrar su intervención en la lectura de un texto que escribió para una universidad danesa y que se titula La España de las Españas. Del contenido de dicho texto, Savater destacó que "las autonomías son demasiado poco para quienes no se han repuesto del trauma antiespañol, y demasiado para quienes se han visto obligados a inventarse una autonomía sin fundamento" y finalizó diciendo que "ser vasco o catalán no puede seguir significan o ser antiespañol o español manu militar".
Debate animado
Tras el coloquio, se abrió el debate, con participación de los asistentes al encuentro y del público que llenaba la sala, pues se trataba de una sesión abierta. Entre las figuras conocidas que habian acudido como público estaban los senadores socialistas Xavier Rubert de Ventós (filósofo) y Carlos Barral (escritor y editor), el director de ESADE Xavier Adroer, el conseller de la Generalitat Joan Rigol y el historiador y ex-senador Josep Benet.
En el curso del debate, se produjo una ligera agitación en la sala cuando Juan Aranzadi trató de extenderse en su teoría de que el catalán y el vasco tienen carácter heráldico. El escritor y periodista Jaume Lorés opinó que "algunos de los intelectuales presentes se han expresado como políticos y me ha dado la sensación de que algunos compañeros catalanes estaban hablando contra un muro". El historiador Antonio Elorza pidió "mayor respeto por el independentismo, y que no se lo confunda tan fácilmente con el terrorismo".
Tras el debate, la clausura del encuentro ¿Qué es España? estuvo a cargo del profesor José Luis Aranguren, quien dijo que "esta ha sido una reunión de intelectuales comprometidos con la cosa pública, pero distanciados de la política. Recordó las vinculaciones entre poder estatal y económico, habló de los nacionalismos "decimonónicos y esencialistas" y los calificó de "invención romántica".
Babelia
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