Misterio en torno a un buque apresado en La Coruña tras una falsa llamada de socorro
Un gran misterio rodea el caso del mercante de bandera panameña Gillation, apresado el pasado miércoles en la costa norte de Galicia y conducido por la lancha de vigilancia de la Comandancia de Marina al puerto de La Coruña, donde continúa custodiado. Mientras llegaba la orden de despido para tres de los seis tripulantes, desde Grecia, la autoridad marítima ha fijado una fianza de un millón de pesetas para que el bairco pueda continuar su ruta, que es, por otra parte, una incógnita para la tripulación.
La decisión de localizar y conducir a puerto al buque se adoptó tras registrarse circunstancias anormales en su navegación por aguas gallegas. En la madrugada del martes se emitió desde el Gillation una petición de socorro, acudierido en su ayuda desde El Ferrol el remolcador Punta Torre.Cuando el buque de auxilio llegó a las coordenadas indicadas no encontró rastro de la nave en suspuestas dificultades. Este comportamiento -considerado en el argot marino corno una jaimitada- y otros detalles hicieron tomar cartas en el asunto a la Comandiancia de Marina, que tras localizar a la nave, realizó una inspección y procedió a su embargo. Posteriormente se estableció una fianza de un millón de pesetas para hacer frente a los gastos del romolcador.
La versión oficial de este incidente, ratificada por los tres tripulantes despedidos, de nacionalidad chilena, es que el capitán, totalmente desorientado y probablemente ebrio, perdió el mando del buque cuando navegaba a la altura de Cabo Prior. La versión dada por el capitán, que prestó ayer declaración en la Comandancia de Marina, es que todo se debió a un golpe de mar que provocó averías en el sistema de navegación, dejándolo temporalmente a la deriva.
Un cascarón
El capitán, de nacionalidad británica, al aparecer, trato de ponerse en comunicación con tierra, sin éxito, lo que sí conseguirían los marineros chilenos, asustados ante el cariz que tomaba la travesía, pero señalando la coordenadas erróneas que les apuntó el capitán.El Gillation es un pequeño carguero de 180 toneladas de registro bruto, unos 35 metros de eslora y de estructura vieja e insegura. El buque salió hace una semana de Portmouth con la bodega vacía, como se comprobó cuando ordenaron abrirlas las autoridades marítimas, y su teórico destino era Túnez o Grecia, "aunque se esperaban indicaciones cuando recaláramos en algún puerto español para tomar agua y víveres". Observando su escaso porte en el muelle corunés de Méndez Núñez, algunos marinos gallegos se preguntaban cómo pudo ese cascarón cruzar el golfo de Vizcaya. Esa misma pregunta se hicieron -durante cinco días sin dormir- los marineros chilenos Guillermo, Aurelio y Robinson.
Galicia, una sorpresa
Su odisea comenzó en Grecia, cuando fueron contratados para enrolarse en el Reino Unido en un mercante grande, "con comodidades y en buenas condiciones de trabajo". Durante un mes estuvieron en el puerto de Roches ter y otros quince días en Pormouth esperando que algún capitán quisiera arriesgarse en la empresa. "Llegaron cuatro o cinco, pero todos marchaban al encontrarse con esto", dicen señalando al Gillation. Al final, un marino británico se hizo cargo del buque, que debía navegar bordeando la costa, pero que pronto perdió el rumbo. "Viajamos a trompicones, orientándonos por pesqueros y otros barcos, con momentos de mucho peligro, sin dormir prácticamente, y cuando supimos que estábamos en Galicia fue una sorpresa".A través de una consignataria coruñesa, los tres marineros recibieron la noticia de que estaban despedidos y que para cobrar sus emolumentos debían trasladarse a Grecia. "Este asunto nos da mala espina, y no nos moveremos de aquí hasta que nos paguen".
Mientras se resuelve el asunto, el capitán, Gordon Hannath, y su hermano John han decidido pasear por la ciudad. El sexto tripulante, un yugoslavo con 38 años de historia en el mar prefiere ocultar su nombre a la prensa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.