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Bush afirma que el nuevo líder soviético da la impresión de ser un hombre "físicamente fuerte"

Constantin Chernienko, nuevo secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), "da la impresión de ser un hombre responsable y físicamente fuerte", dijo ayer el vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, en una conferencia de prensa celebrada en Roma, donde ayer se entrevistó con el primer ministro italiano, Bettino Craxi, tras un encuentro con Juan Pablo II en el Vaticano. En su gira europea, el vicepresidente norteamericano ha recogido, sobre todo, la preocupación de sus aliados en Londrés, París y Roma por la excesiva implicación de Estados Unidos en el conflicto de Líbano.

Bush, que reconvirtió su viaje para asistir a los funerales de Yuri Andropov, no obtuvo en Moscú ningún síntoma que permita suponer que el nuevo, líder soviético esté dispuesto a volver a la mesa de negociaciones, informa desde Londres Soledad Gallego-Díaz.

Con ocasión de los funerales de Andropov, varioslíderes occidentales -entre ellos, el propio Bush y la primera ministra británica, Margaret Thatcher- transmitieron al nuevo líder soviético dicha voluntad de diálogo, pero Washington parece interesado en preparar con sus aliados nuevos movimientos diplomáticos que permitan, aunque sea lateralmente, disminuir la tensión con la URSS.

Sin embargo, el vicepresidente norteamericano está convencido de que el régimen de Moscú no cambiará de posición, al menos en un plazo corto. La misma opinión comparte Margaret Thatcher, quien afirmó en la capital soviética que la mejora de relaciones entre los dos bloques no será cuestión de semanas, sino de meses o años.

Los aliados europeos de Estados Unidos aprovecharon, sobre todo, la visita de George Bush para insistir en la explosiva situación de Líbano. Cuando el vicepresidente norteamericano se entrevistó con Thatcher en Londres, camino de Moscú, resultó evidente el disgusto y la preocupación de la primera ministra británica por la forma en que Washington está llevando la crisis.

La crisis libanesa

Durante su ausencia de Londres, el líder de la Cámara de los Comunes afirmó que el Reino Unido tiene reservas sobre los bombardeos que lleva a cabo Estados Unidos contra posiciones drusas y sirias.

"Nuestro punto de vista", explicó, "es que hay que valorar cualquier acción que se lleve a cabo en Líbano desde las coordenadas de si ayuda a pacificar la nación o no. En este sentido, debemos expresar nuestras reservas sobre los bombardeos del New Jersey".

En Roma, Bush ha insistido en que, a pesar de la evolución de la crisis, la fuerza multinacional tie ne "un papel político" que, cumplir y su misión aún no está agotada, y pidió a Craxi una estrecha coordinación entre los cuatro países que forman el contingente. El vicepresidente norteamericano llegó a la capital italiana precisamente cuando el Gobierno anunciaba los preparativos para una retirada total de Líbano, a final de mes, una vez que tenga garantías sobre la seguridad de los campos de refugiados de Sabra y Chatila.

Bettino Craxi se ha declarado partidario de una mayor implicaéión de las Naciones Unidas, postura que comparten los Gobiernos de Londres, París e incluso el de Moscú, y así se lo hizo ver al político estadounidense.

La etapa más difícil del viaje será, probablemente, París, adonde George Bush llegó en la tarde de ayer para entrevistarse con el presidente François Mitterrand, conocido crítico de la actuación norteamericana en Líbano.

Sobre su encuentro con el Papa, que duró una hora, Bush se limitó a decir que habían hablado de la paz "en términos generales". El vicepresidente norteamericano se entrevistó también con el secretario de Estado del Vaticano, Agostino Casaroli.

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