Álbum de éxitos
Hacía tiempo que no aparecía en el cine español alguna película de promoción estrictamente musical. Tras la era de las abundantes folklóricas o de las nostálgicas cantantes del cuplé, que ofrecían en imagen lo que sólo era conocido a través de la radio, ese tipo de productos fue lentamente engullido por la televisión. Esporádicamente, alguna nueva película pretendía aprovecharse de la promoción de determinados cantantes o conjuntos (A 45 revoluciones por minuto (1969), de Pedro Lazaga, por ejemplo), pero sin que el éxito coronara tales ambiciones.Al margen de las canciones que habitualmente presidían cada uno de estos filmes, se escabullían por entre sus imágenes retrógadas doctrinas morales que orientaban a los jóvenes espectadores hacia la obediencia y el conformismo. No eran de recibo.
A tope
Director: Tito Fernández. Guión: Manuel Vidal, Ignacio R. Fernández y Miguel Angel Coll. Fotografía: Jorge Herrero. Música: Nacha Pop, Dinarama, Alaska, Derribos Arias, Golpes Bajos, Aviador Dro, Gabinete Caligari, Loquillo y los Trogloditas, Vídeo y Objetivo Birmania. Intérpretes: los músicos y Natalen, Alberto, Pepita, Ana y Cristina Torres, entre otros. Musical. Española, 1984. Local de estreno: Gran Vía.
El director de cine Tito Fernández ha realizado ahora un nuevo título, de la serie. Las canciones de los más recientes grupos de rock de nuestro país son, en realidad, el tema central de su trabajo.
Entre canción y canción se dibuja una historieta muy menor en la que un muchachito abandona provisionalmente a su pareja para disfrutar de otra relación; la que se considera legítima, sin embargo, no acepta el cambio y persigue al chaval hasta conseguir su regreso.
No es una aventura especialmente interesante, pero, en comparación con las de aquellas viejas películas de moralinas y canciones, ofrece una perspectiva más ajustada a la mínima verdad: no se habla de consignas, no se respetan los tabúes, no hay ejemplaridad y, a cambio, se practica el sexo tal como exige la naturaleza.
Comedia rosa
Claro que tampoco ataca nada. La película A tope es una comedia. rosa, blanda, divertimento sin trascendencia que encontrará su mejor eco entre los consumidores de los discos de los nueve conjuntos musicales que abarrotan el filme y que, exhibido en discotecas, adquirirá probablemente un sentido mayor. Para quienes no conozcan esas canciones, quizá la película les acerque a una estética que ya no puede ignorarse porque esta ahí. Pero no es fácil que cualquiera de esos públicos considere A tope como un espejo del presente.No basta con diálogos relajados o con muchachas que prácticamente violan a sus enamorados: algo más podría exigirse del filme. Contemplados colectivamente, estos personajes que no fuman porros, que no se envidian, que no tienen ningún tipo de complejos, que no hablan de nada, tampoco tienen mucho que ver con lo que nos rodea.
Y menos aún los adultos, caricaturizados en exceso sólo para permitir la presencia de ciertos chistes. La actriz Rafaela Aparicio, en su papel de asistenta de la limpieza en el instituto, es el mejor ejemplo de ello, muy especialmente en el largo parlamento en el que habla, coreada por las alumnas, del tamaño de aquel falo que consiguió ver una solterona amiga suya.
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