La elección en Moscú no altera las relaciones Este-Oeste, según los medios de la OTAN
La elección de Constantin Chernienko como secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética no supone una solución a la sucesión de Breznev -ni, por tanto, de Andropov- y ha sido acogida con total falta de entusiasmo por la OTAN, según los medios consultados. "No cambia nada las relaciones Este-Oeste y, si acaso, las empeora", fue uno de los comentarios. Un experto en la OTAN calificó a Chernienko de "esclerotizador del sistema estaliniano".
Como es habitual, la OTAN no hizo ningún comentario oficial. Pero su secretario general, Joseph Luns, interrumpió una sesión del Consejo Atlántico para informar del anuncio hecho en Moscú del nombramiento de Chernienko. Nada más, pues Luns, ante "esta noticia que suscita poco entusiasmo", prosiguió con el orden del día de la reunión, según manifestaron fuentes fidedignas.No hubo sorpresa, pero sí suspiros, en la OTAN. Para algunos diplomáticos, Chernienko no es un pragmático, sino "un hombre que heredó de Suslov la antorcha ideológica y que cree tener la verdad en el bolsillo", por lo que no se esperan concesiones en el diálogo con el Occidente. Algunos diplomáticos atlánticos señalan, sin embargo, que el nombramiento demuestra que los militares no mandan tanto en la URSS como se pretende.
La edad del sucesor
La edad de Chernienko, 72 años, fue ayer, en los medios atlánticos, una referencia constante que parece indicar que "el aparato no está en condiciones de solucionar la sucesión que se abrió con la muerte de Breznev. Chernienko es una marcha atrás, y su edad va en contra de la lógica. Es un interino". El paréntesis de Andropov no se ha cerrado. En este sentido se confirman las primeras reacciones a la muerte de Andropov: no se es pera movimiento en las relaciones Este-Oeste.Cunde cierta preocupación de que la política exterior soviética no cuente con nuevos impulsos que puedan desbloquear sus relaciones con la OTAN. En los pasillos de la OTAN se preguntan los diplomáticos por las condiciones en que Chernienko fue elegido, por qué los militares lo han aceptado esta vez y con qué limitaciones ha llegado al poder.
En general, se estima que la política exterior poco tiene que ver en la elección del nuevo secretario general. Si Breznev fue el hombre de la distensión, también presidió el gran deterioro de las relaciones Este-Oeste, que prosiguió, agravándose, con Andropov.
Ésta es también la reacción en la OTAN en lo que se refiere a las cuestiones económicas. Para un experto, Andropov no hizo nada en este terreno, salvo en los primeros meses de 1983, en que, "como buen kagebista", cambió al ministro de Transportes, y a nadie más, por el caos de la red ferroviaria, y utilizó a la policía para luchar contra el alcoholismo y el absentismo laboral. Pero, durante el segundo semestre de 1983, la economía soviética volvió a sus cauces y tendencias habituales. Pero de los planes de descentralización de la economía, nada de nada. Tan sólo algunas reformas cosméticas. Y no se espera que Chernienko haga nada tampoco. Según los análisis de la OTAN, el aumento del producto nacional neto sigue una tendencia a aumentar cada vez menos a medida que pasan los años, a la vez que se ha frenado el aumento de la mano de obra (un aumento de 0,8% en la actualidad, frente al 1,2% en los años sesenta).
De hecho, en la OTAN se piensa que el crecimiento actual de la economía soviética es nulo, a pesar de que los últimos datos oficiales de la URSS apuntan a un crecimiento de un 3,1 % de la renta nacional neta en 1983. Incluso, según estos datos, este crecimiento ha pasado de un 12% a un 3% anual en los últimos 30 años.
"Hay un dramático dilema entre reformar la economía soviética o ir hacia un crecimiento nulo o negativo", según un experto de la Alianza Atlántica. La reforma, según esta opinión, tendría un inevitable coste social (inflación, paro, etcétera), y supondría el hara-kiri de los actuales dirigentes, pues "son ellos las momias, son ellos el sistema". El seguir con la actual tendencia llevaría a una "peligrosa involución". En los años sesenta hubo revueltas sociales en la URSS por causa de escasez de alimentos y aumento de precios, "pero la KGB parece contenta con el inmovilismo". En cualquier caso, Chernienko no parece ser el hombre de la reforma radical, pues, "con Breznev, ha sido el esclerotizador del sistema estaliniano", y la reforma llevaría al principio a desequilibrios, "aunque podría hacerse en 4 o 5 años".
Con Andropov ha aumentado algo la parte del consumo en la renta nacional por cuestiones sociales, pero, a la larga, esta reducción de la inversión tendrá consecuencias negativas para la renta nacional". Es de señalarse que, según datos de la OTAN, entre 1976 y 1982, los gastos militares aumentaron a un ritmo anual de un 2,5% en la URSS, frente al ritmo de 4% o 5% en los diez años anteriores.
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