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Reportaje:

El cuestionario y la prédica

Fabián Estapé, hoy catedrático de Política Económica en la universidad de Barcelona, y que desempeñaba entonces un alto puesto en Hacienda, recuerda principalmente el impacto exterior: "la creación de la CEE y de la EFTA sólo nos dejaba la posibilidad de asociarnos con Islandia". Destaca también, como "el secreto" de la operación, la campaña previa de sensibilización, basada en el famoso cuestionario a las entidades económicas. "A todos nos tocó hacer prédica". Y añade con cierta sorna que "el truco era la convertibilidad. Como el público no sabía lo que significaba, y la palabra venía impresa en papel oficial, todo el mundo estuvo de acuerdo".En su anecdotario, figura la reacción airada del Caudillo al primer informe de la OECE, de finales de 1958. "Prácticamente lo echó a la papelera, denostando contra la ingerencia extranjera". Lo que más le sulfuró fue la crítica a la política del INI: "Quieren que seamos agrícolas y pastores", interpretó el jefe del Estado. "Y es que" reconoce Estapé muy crítico en otros aspectos, "tenía muy clara la idea de que había que industrializar a España". "En frase que me dijo Gaziel, acertó plantando chimeneas".

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Del 'biscúter' al 'seiscientos'

Según el catedrático barcelonés, no hay duda de la actitud recelosa de Franco frente al plan de estabilización/ liberalización, aunque dejara hacer a sus ministros. "Durante meses permaneció mudo; sólo avaló públicamente el plan a finales de 1959, cuando éste ya había triunfado, y aún con muy parcas palabras: un bien meditado plan de estabilización".

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