Casta de torero
Los taurinos andan haciendo futurología con estos toreros, torerazos, de la Escuela de Tauromaquia. Si serán o no figuras es lo único que parece importarles y no aciertan a comprender (como siempre) la casta torera que atesoran, con la cual llenan el peligroso vacío del momento taurino actual, donde es materia de preocupación la escasez de novilleros.Mañana serán lo que sean pero Joselito, Fundi y Bote son hoy toreros a carta cabal, poseedores de una técnica perfectamente aprendida, valientes, entregados a la difícil tarea de la lidia con una seriedad que más parece propia de veteranos maestros.
Novillos con respeto les sacaron ayer, varios de ellos duros y broncos, a pesar de lo cual consiguieron dominarlos. Arrebataron al público, y al acabar el festejo, cuando los tres toreros salían de la plaza a hombros, entre aclamaciones, el comentario general era que habíamos presenciado el más emotivo festejo de esta feria y de muchas ferias.
Plaza de Valdemorillo
11 de febrero. Sexto festejo de feria.Novillos de Cortijoliva, con casta y genio; dos muy nobles. Joselito, oreja y dos orejas y rabo. El Fundi, cuatro orejas. José Luis Bote, aplausos y dos orejas.
Joselito protagonizó los mejores momentos, tanto en el novillo más noble de los seis, el cuarto, al que muleteó con impresionante hieratismo y primor, como en el más difícil, que fue el que abrió plaza. Herido en la axila de un pitonazo, Joselito replanteó la faena, dominó la bronquedad del animal, le cargó la suerte al torear en redondo. También bregó con admirable conocimiento de los terrenos y abundantes recursos, cuajó verónicas de gran belleza, prendió excelentes Pares de banderillas.
Fundi, que sufrió tres volteretas muy serias, se arrimaba con pasmosa serenidad, ligaba en un palmo de terreno los pases de pecho, y también colocó un par de banderillas escalofriante. Bote, con el ganado más deslucido, exhibió técnica, variedad y decisión. Y en la suerte: suprema, los tres se volcaban sobre los morrillos: de seis estocadas, más un pinchazo, liquidaron la novillada.
Son toreros de casta, torerazos, a despecho de lo que en un futuro pueda ocurrir. Joselito-Fundi-Bote, componen hoy un cartel de tronío. Este es el fruto maduro de la Escuela de Tauromaquia, que ha funcionado apenas sin ayudas, a despecho de taurinos, que jamás creyeron en ella. Ahora es cuando barruntan que puede dar resultados. Y se frotan las manos, pensando en el jugo que la podrán sacar. Si los alumnos tienen futuro, naturalmente.
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