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El Estado libanés se desmorona

Gemayel se resiste a renunciar a la presidencia, tal como lo exige el conquistador chiita de Beirut oeste, Nabih Berri

El vencedor de la última batalla de Beirut, Nabih Berri, líder de los milicianos chiitas Amal, expuso ayer un proyecto constitucional, insistiendo en la necesidad de que el presidente Amin Gemayel dimita, para poner fin a la interminable guerra civil que asola a Líbano desde hace 10 años, pero, a pesar de su moderación, su plan de salvación del país tiene escasas posibilidades de ser aceptado, tanto por sus adversarios como por sus propios aliados.

La situación permanecerá, por tanto, bloqueada tanto desde un punto de vista político como militar, aunque ayer, como ya es tradicional desde el pasado martes, se desarrollaron enfrentamientos armados a lo largo de la línea de demarcación que separa nuevamente los dos sectores de la capital, el musulmán y el cristiano, pero sin que se produjesen movimientos sobre el terreno.Para que puedan iniciarse contactos previos entre los beligerantes con vistas a la apertura de una negociación es necesario que dimita el presidente libanés, Amin Gemayel, como volvió a pedirlo ayer Nabih Berri, líder de la milicia chiita Amal, que desde el lunes controla las tres cuartas partes de la capital y sus suburbios.

"¿Cómo aceptar un presidente que ha matado a la tercera parte de su pueblo (los chiitas) y es responsable del éxodo de 125.000 personas?", se preguntó Berri, durante una conferencia de prensa, antes de formular nuevamente su exigencia: "Espero que reconozca su fracaso y anuncie su dimisión".

Pero, desde su palacio de Baabda, en ruinas, destruido por la artillería drusa, Gemayel se resiste a renunciar a su cargo y los 800.000 cristianos que, junto con el presidente, viven en el denominado reducto, de 2.000 kilómetros cuadrados, controlado por las Fuerzas Libanesas (milicias cristianas unificadas), parecen divididos sobre la oportunidad de su dimisión.

Lejos de prepararse a tomar esta decisión histórica, Gemayel intenta ahora, según el dirigente de los milicianos de Amal, reagrupar sus últimas fuerzas "para desencadenar una acción militar con las Fuerzas Libanesas y reconquistar Beirut oeste".

Berri, abogado, de 46 años de edad, deseoso de observar escrupulosamente la legalidad, ha propuesto que si Gemayel no modifica su actitud, se reúna la Cámara de Diputados para enmendar- la Constitución y poder así abrogar el mandato del jefe del Estado para proceder en el verano a la elección de un nuevo presidente.

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Aunque Gemayel abandone la jefatura del Estado o, lo que es también poco probable, el Parlamento, mayoritariamente cristiano, acorte su mandato, sería difícil que las diferentes facciones rivales se pusiesen de acuerdo sobre su sucesor.

Los cuatro países integrantes de lo que fue la fuerza multinacional norteamericana y europea han sondeado, según fuentes diplomáticas, las intenciones de Raymen Edde, ex ministro cristiano libanés exiliado en París y de intachable trayectoria política, que contaría con la aprobación de los dirigentes de la oposición si presentase su candidatura a la presidencia.

Berri está dispuesto, según reiteró ayer, a que el presidente de Líbano siga siendo un cristiano, aunque preconizó la abolición del confesionalismo del Estado, "causa de tantas injusticias".

Edde, que desde 1976 denuncia la presencia del Ejército sirio en Líbano, fue víctima ese mismo año de un atentado inspirado por Damasco y es poco probable que el .régimen sirio, que apadrina a los adversarios de Gemayel, haya modificado su actitud ante el exministro del Interior maronita.

Las propuestas conciliadoras de Berri coinciden con una paulatina normalización de la vida ciudadana en Beirut oeste donde, por primera vez en cuatro días, no se produjeron actos de vandalismo y los milicianos de Amal desaparecieron de amplios sectores de la ciudad, cediendo el terreno a la gendarmería libanesa, que multiplicó sus patrullas.

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