La más afortunada de Golam
Un impetuoso judío, que padece de diabetes, ha decidido cambiar su chiringuito de Brooklyn, con el que gana poco dinero, por un lujoso restaurante en Manhattan. Necesita créditos, y nada mejor que recurrir a los suyos, tan defensores siempre de la unidad familiar. Sin embargo, topa con su intransigencia: ninguno de ellos le dará un dólar si no abandona previamente a la muchacha de Filadelfia con la que vive desde hace dos años y, en su lugar, se casa con una lejana prima, naturalmente judía, que tiene un aire de mosquita muerta, aunque en el fondo sea una mujer disparatada e imprevisible. El buen hombre se encuentra, pues, entre la espada y la pared. Sufre, duda, grita, sin encontrar solución a su caso. Al final, claro, opta por la postura más importante.Menahem Golam, el director, critica duramente las tradiciones judías. Lleva años tratándolas en el cine, defendiendo, por un lado, la personalidad de sus costumbres, pero empeñado, por otro, en la necesidad de actualizarlas. Al otro lado de Brooklyn es, en este sentido, su obra más clara. Quizá, también, la más afortunada.
Al otro lado de Brooklyn
Director: Menahem Golam. Guión: Arnold Somkin. Fotografía: Adam Greenberg. Música: Pino Donaggio. Intérpretes: Elliot Gould, Margaux Hemingway, Sid Caesar, Burt Young, Shelley Winters, Carol Kane. Comedia. Norteamericana, 1983. Local de estreno: Roxy B y Narváez.
Afán poético
Sobre todo por determinados momentos: la larga noche en que el ambicioso judío deambula por calles casi solitarias, encontrando amistad sólo entre otros perdedores, refleja cierto afán poético poco habitual en su cine anterior. El resto, en esta película, es más repetitivo, explotando los eventuales aciertos de comedia que contiene, cuando no entreteniéndose en el puro disparate. Por ejemplo, la auténtica personalidad que la prima casadera muestra en su apartamento es demasiado delirante. No es posible que ningún otro miembro de la familia haya conocido antes sus exóticos devaneos.Elliot Gould, que recientemente vino a España a promocionar esta película, hace, según su costumbre, un trabajo eficaz. Ningún otro actor está por debajo de su profesionalidad, aunque cabe destacar al secundario Sid Caesar, que, como el intransigente tío, compone un entrañable personaje.
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