Toros para otras tauromaquias
JOAQUÍN VIDAL, Plaza de Valdemorillo. 5 defebrero. Segunda corrida de feria.
Toros de El Campillo, con edad y trapío. Sexto, premiado con vuelta al ruedo.
Juan José. Silencio y oreja. Pepe Luis Vargas. Vuelta Y aplausos. Carlos Aragón Cancela, que tomó la alternativa. Vuelta y dos orejas.
Salen en Valdemorillo los toros más grandes y más viejos que hemos de ver en toda la temporada. Es una interesantísima experiencia, que los aficionados agradecen en el alma, pues eso es lo que piden para el espectáculo: toros con toda la barba. Pero para bien lidiar esos toros no sirve la tauromaquia actual que utilizaron los espadas de ayer, sino que son necesarias las otras, las clásicas.
Los toreros de ayer en Valdemoríllo aplicaban la neotauromaquia de los derechazos, y los toros, cinqueño el que menos, con seis años algunos, se la aprendían en un resoplo. Por ejemplo, Pepe Luis Vargas le había dado su docena de derechazos al tercero de la tarde, y pretendía seguir por ahí, pero el toro mugió que no. El sentido de la edad le hizo saber dónde estaba el engaño tantas veces repetido, y dónde el engañador, y convirtió en peligrosa una embestida que traía noble de la dehesa.
El toreo requiere variedad para ser espectáculo, y también para dominar al toro, principalmente si éste tiene en pleno desarrollo su dintel hormonal, lo que le ocurre cuando alcanza la edad adulta. Ninguno de los tres diestros aplicó la norma, la cual era de oro en las tauromaquias clásicas, mientras en la actual no aparece ni en la letra pequeÑa.
Sumidos en la mística del derechazo -con eventuales concesiones al pase natural- los tres matadores consumieron tarde y lidia en tan manido oficio, para sopor del gentío y desorden de la lidia. Juan José consiguió los derechazos más largos y templados en el cuarto toro y Aragón Cancela los más numerosos, pues le correspondió un lote de gran nobleza cuyo desarrollo del dintel hormonal, por excepción, debía de estar en agraz, pese a la edad. También entre toros los hay subnormales.
El toricantano se mostró monótono, escaso de vibración y de inspiración, a pesar de las favorables circunstancias que rodeaban su alternativa. Vargas, bullidor, valentón y luchador como si se encontrara en feria de postín; hasta recibió un toro a porta gayola. Juan José, con oficio y mando en plaza: la veteranía es un grado. De cualquier forma, ninguno pasó de decoroso. En esta ocasión los toros -no como el sábado, que salieron pregonaos- tenían lidia buena. Una tauromaquia clásica aplicada en regla la habría exhibido, y si los diestros, sea por desconocimiento, sea por falta de costumbre, no la utilizaron, así les lució el pelo.
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