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El Gobierno crea una comisión para reconducir las negociaciones con Argelia sobre el gas natural

El punto muerto en que se encuentran las negociaciones con Argelia sobre el suministro de gas natural ha forzado al Gobierno de Felipe González a nombrar una comisión técnica interministerial que se hará cargo de reconducir las difíciles conversaciones con Argelia, el principal cliente español en el continente africano. Fuentes solventes consultadas interpretan esta decisión, adoptada en Consejo de Ministros tras el reciente viaje a Argel del titular de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, como una globalización de unas negociaciones bilaterales que este mes han entrado ya en su segundo año.

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La comisión interministerial estará compuesta por representantes de los ministerios de Exteriores, Economía y Hacienda y Comercio, así como del Ministerio de Industria y Energía, hasta ahora el único interlocutor en el proceso. Su función será la supervisión y el asesoramiento de la delegación político-técnica que emprenda, en una fecha próxima aún no fijada de este mes, una nueva ronda de contactos en la capital argelina para la renovación de los acuerdos de suministro de gas natural. Hasta la fecha, las negociaciones habían sido protagonizadas por el Ministerio de Industria y Energía, hasta llegar, en el pasado mes de octubre, a un punto muerto.La globalización de las negociaciones con Argelia, introduciendo en ellas aspectos comerciales y económicos más amplios que el suministro del gas natural, habían sido defendidas desde distintos departamentos ministeriales españoles y, curiosamente, también por el Ministerio de Petróleo y Petroquímica argelino. Para los primeros, las negociaciones sobre el gas natural eran la piedra angular de las relaciones comerciales con Argelia, ya que de ellas podía depender la interesante relación económica y comercial con el que en 1983 continuó siendo nuestro mejor cliente en el continente africano.

Para los argelinos, el punto muerto en las negociaciones se debía al no reconocimiento por los anteriores negociadores de este hecho y al deseo -acertado o no- de la delegación española de separar la cuestión de las importaciones gasísticas del contexto comercial bilateral. En defensa de sus tesis, los argelinos aducían los ejemplos francés y belga, cuyos Gobiernos facilitaron la llegada a un acuerdo al enmarcar las negociaciones sobre el gas dentro de un convenio global de cooperación comercial y económica.

Tras la visita de Morán a Argel, el punto muerto anterior se ha roto con el establecimiento de un calendario inmediato de negociaciones, según las fuentes consultadas.

En el curso de este mes, una delegación técnica viajará a Argel para retomar las negociaciones en el punto anterior. En el mes de marzo, un miembro del Gabinete español, que puede seguir siendo el ministro de Industria, hará a su vez otro viaje para supervisar la labor del equipo técnico. No se descarta una rápida conclusión de las negociaciones si se: desbloquean las mismas con la introducción de nuevos elementos en las mismas, tales como el. desarrollo de proyectos comunes,

Visita de Alfonso Guerra

Las negociaciones gasísticas con Argelia se remontan al año 1981, cuando técnicos de las dos empresas nacionales, Enagas y Sonatrach, negociaban un acondicionamiento del acuerdo que ambas sociedades firmaron en 1974. Argelia deseaba elevar el precio acordado por cada unidad de gas y España mantenía la necesidad de reducir la entrega de las cantidades acordadas en aquel acuerdo. En marzo de 1983, el nuevo Gobierno socialista, en un viaje a Argel de su vicepresidente, Alfonso Guerra, elevó a rango político las mencionadas conversaciones, pese a que las mismas fueron protagonizadas por la Secretaría General de la Energía y Recursos Minerales del Ministerio de Industria, un puesto que se considera técnico.

Tras varias rondas negociadoras, las posturas de ambas partes se distanciaron hasta un punto de dificil entendimiento. Argelia exigía compensaciones económicas (unos 500 millones de dólares, equivalentes a más de 75.000 millones de pesetas) por el supuesto incumplimiento del contrato en lo referente a las retiradas de gas, al tiempo que reclamaba un nuevo precio por las mismas, considerablemente más alto que el acordado en 1974 y en la revisión de 1979. Por parte española se presentó una oferta en el mes de octubre que, según fuentes fiables, aceptaba el nuevo precio argelino, pero limitaba a 54 millones de dólares las compensaciones y de 45.000 a 15.000 millones de termias el alcance de las compras de gas españolas. Argelia no aceptó esta oferta, considerándola como no presentada.

Fuentes habitualmente solventes señalan ahora que la nueva posición española parte del agravio comparativo con que los argelinos están tratando a los españoles en relación con otros clientes europeos y norteamericanos.

Argelia, en efecto, ha exigido siempre compensaciones por el incumplimiento de la cláusula take or pay (tomar o pagar) de los contratos firmados con otros países, pero nunca al extremo de dificultar los nuevos acuerdos o de adoptar medidas de represalia con empresas originarias en esos países.

Con España, sin embargo, Argelia está actuando discriminatoriamente, según las fuentes consultadas, al exigir simultáneamente compensaciones por inversiones realizadas en infraestructura (olvidando que éstas se hicieron para poder atender un contrato con la empresa norteamericana Eastcogas) y un mayor precio por cada BTU de gas suministrado.

Ante este hecho, es previsible que la parte española considere como muy generosa la oferta de octubre y dé marcha atrás en sus anteriores posiciones, a menos que los argelinos respondan con compensaciones comerciales o empresariales en su propio país.

La disminución relativa del comercio español con Argelia en 1983 (las exportaciones aumentaron un 20%, frente a un incremento del 80% de las importaciones) hace más atractiva esta posibilidad, a la que, según consta, no se han negado los argelinos.

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