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Aparece una historia de la literatura universal en 10 tomos

Los autores, Martín de Riquer y José María Valverde, desean incitar a la lectura de todas las obras maestras

"Nuestro propósito", afirma Martí de Riquer, "ha sido dar al lector culto, no especializado en literatura pero interesado en ella, los elementos suficientes para entender una obra, un autor o un período literario, y ofrecerle tambien una opinión sobre esa obra. Trabajamos con ganas de suscitar interés. Es una invitación a la lectura."También es un libro de consulta", señala Valverde, "pero sin el fárrago de las notas en pie de página y las referencias bibliográficas". "Hemos querido huir del manual al uso. Naturalmente, creemos que al profesional de la literatura también le ha de interesar. Puede ser un buen libro para el estudiante universitario e incluso en bachillerato", remata Ríquer.

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"El concepto de literatura universal", explica Valverde, "viene de finales del siglo XVIII. Hasta entonces no se le ocurría a nadie más que ver la literatura en términos de su propia lengua y de su propio país, aparte de los clásicos griegos y latinos que los consideraban como si fueran propios. Este es un planteamiento que ha ido abriéndose paso desde el Romanticismo y actualmente la cosa se complica porque se tiende a ver -especialmente en mi caso- la literatura dentro de su contexto. Un contexto cultural social, incluso económico. Por ejemplo, he dedicado un capítulo a Galileo y la ciencia nueva. Aparte de que Galileo fuera un gran escritor, es que sin eso no se entiende mucho de lo que pasa en la literatura europea".

"Yo", sigue Valverde, "doy unos resúmenes de la historia general de cada período y procuro referir el escritor a la política de su tiempo e incluso a la evolucuión de la economía, dando, en cierto modo, los aspectos internos de la vida literaria, por ejemplo, como va apareciendo la imprenta, como se amplia el mercado, etcétera".

Riquer se ha visto obligado a tratar "un aspecto similar, que es que, cuando llega a Francia el papel -antes escribían en tabletas cera- aparecen las novelas largas porque tienen unas posibilidades de escribir que antes no tenían. La llegada del papel, hacía 1230, da lugar a esas novelas inmensas de muchos tomos, como cinco o seis o diez veces El Quijote. El Lancelot en prosa, el Tristán en prosa... Se transforma el estilo y nace un tipo de narración nuevo debido a una invención".

El nacimiento de la novela

En el primer volumen aparece un capítulo dedicado a la novela en Grecia. "Ese tema hasta hace poco estaba muy olvidado. Como Aristételes no dijo que existía la novela porque él es anterior, nadie hablaba de la novela, considerada un subgénero, algo raro, una degeneración de la épica. La novelá es siempre un libro para ser leído. Su ventaja respecto a la épica es que el lector es propietario, en la épica no. En un cantar de gesta, cuando llegas lo oyes y cuando se acaba se acaba. Si no has entendido algo, aunque generalmente se entiende todo, te quedas sin entenderlo. En la novela se puede volver atrás.Puedes descansar. Esto me gusta y lo leo dos veces. Esto es muy pesado y me lo salto. Cosas imposibles en el teatro o la comedia. Los novelistas medievales, y los griegos también, a veces tienen argumentos complicadísimos, pero el lector nunca se pierde, porque a ellos nunca se les ha ocurrido la peregrina idea de que el lector tenga que colaborar con ellos. Como son buenos novelistas, escriben de forma que lo entiende todo el mundo. Los malos novelistas tienen que recurrir al procedimiento de que el lector colabore con ellos porque no saben escribir mejor".

Riquer considera que ese mal novelista que exige la colaboración del lector se da "en los siglos de Valverde", quien explica: "La verdad es que la novela unitaria es una invención moderna, porque la novela antes era más bien acumulativa. Episodios. Eso tiene un sentido, cada episodio estaba destinado a ser leído de una vez. La idea moderna de que el lector se puede leer una novela seguida no se les ocurría. Se le ofrecían descansos" -"Muy racional", intercala Riquer- "Tenía importancia también la conciencia del tiempo de lectura, entonces la lectura en voz alta".

"La novela victoriana inglesa", sigue Valverde, "estaba pensada para la lectura en familia. El padre leía la novela por entregas, generalmente de 32 páginas, a la familia entera, incluidos los criados. Cuidaba mucho la lectura para no ruborizar a los jóvenes. En otros casos, hacían un club y entre todos pagaban una parte y el tema, y alguien que sabía leer bien les iba leyendo en voz alta la entrega del mes y esperaban ansiosamente a que llegara la próxima".

"En el Chretien de Troyes, escrito hacia 1170, hay una escena en un jardín, donde aparece un matrimonio ya mayor sentado en un banco y a los pies su hija y la hija les va leyendo una novela", remacha Riquer. "Esto se presta a muchos comentarios: ¿es que la generación de los mayores no sabía leer y la de los jóvenes sí o bien los mayores era cortos de vista y leía la hija? Tengamos en cuenta que en la Edad Media leer era muy difícil porque no había puntos, no había mayúsculas, por la tanto requería un esfuerzo mayor". Todo eso lo ha tenido en cuenta a la hora de organizarlos volúmnes y así, el segundo tomo está dedicado a las literaturas medievales de transmisión oral, y el tercero a las literaturas medievales de tradición escrita. "El primero ocupa la lírica, la épica y el teatro y el segundo la novela y los cuentos y narraciones para ser leídas, es decir, literatura sin libro y literatura con libro".

El criterio seguido en la organización de los temas es histórico y occidental, en el sentido en que se ha seguido la visión que la historia de Occidente proporciona de los autores y períodos. Eso hace, según explica Riquer, que, en el primer volumen "se hayan mezclado la literatura griega y latina. Hay un momento en que la literatura helenística coincide con la latina y entonces los autores están mezclados. El criterio es: ¿cómo hablar de Cicerón después de Plutarco si Plutarco escribió la vida de Cicerón?" La literatura antigua latina llega hasta san Agustín, porque "creo que para un escritor del siglo XIV Séneca y san Agustín entraban en el mismo saco".

"'El Quijote' fue un best seller"

Valverde añade: "Los autores cambian con el tiempo. Yo procuro dar una pequeña historia de su fama y de su prestigio, indicar si el autor tuvo éxito o no y qué fue de él con el paso del tiempo". Y sigue Riquer: "Ha habido autores recuperados y otros que no hubo que recuperar nunca, por ejemplo Homero y Cervantes", "De todas maneras", responde Valverde, "sabes que a Cervantes no se lo tomaron en serio durante mucho tiempo". "Pero nunca dejó de ser popular e importante. Los primeros que leyeron El Quijote se partían de risa y eso ya está bien", ha añadido Riquer elevando ligéramente el tono. Y Valverde replica: "Sí, El Quijote era un best seller".Siguiendo el mismo criterio, la literaturas no occidentales aparecen "cuando las conocemos. En el segundo volumen he incluido una especie de prólogo que es la literatura bizantina y la latina medieval, y en el tercero la sánscrita, hebrea y árabe. Cuando nos llegan a Occidente. Y las más orientales las trata Valverde en el últimno tomo".

También se han incluido autores no habituales en la historia de la literatura, como Platón, que está porque escribía bien, y Aristóteles, que está más pequeñito porque no escribía tan bien", afirma Riquer. Y dice Valverde: "Yo doy una dosis bastante elevada de historia de las ideas. El quinto tomo, por ejemplo, se titula Reforma, Contrarreforma y Barroco y ahí, claro, aparece Lutero, que es un gran escritor, pero no me limito a decir eso, sino que intento explicar qué significa su espiritualidad. Lo mismo en el caso del Romanticismo alemán, que no puede ser explicado sin hablar de la filosofía idealista".

"Y de, un modo diverso", sigue Riquer, "no se puede explicar la literatura caballeresca sin explicar los caballeros andantes que han existido de verdad, las aventuras reales que imitan la literatura y son tema de literatura posterior".

El problema más duro que se les ha planteado es el de la valoración, porque, según lo expresan casi a dúo, "¿cuántos Victor Hugo mide un Neruda, o caben en Dante?".

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