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Entrevista:

López Cobos, aire latino y sistema germánico para la Orquesta Nacional

El director de la ONE hace balance de la primera semana de su estreno como responsable del principal conjunto musical español

Gabriela Cañas

La noticia estaba anunciada desde hacía muchos meses, y por fin, con el comienzo del año, fue realidad. Jesús López Cobos el ya el director titular dé la Orquesta Nacional de España. Nacido en Toro (Zamora) hace 43 años, director de la Ópera de Berlín, ha trabajado con las más importantes orquestas del mundo, haciéndose con una fama internacional. López Cobos -temperamento latino, sistema germánico de trabajo- habla en esta entrevista de la Orquesta Nacional, de la música y de los proyectos que le animan.

Jesús López Cabos ha sido director asociado de la Orquesta Nacional de España (ONE) durante los dos últimos años. Tras su esperado nombramiento, el teatro Real conoció el día 20 su primer éxito como director titular de la Nacional, que interpretó la Sinfonía núm. 103, de Haydn, y La Romántica, de Bruckner.Pregunta. ¿Cómo ha sido su primera semana al frente de la Orquesta Nacional?

Respuesta. De mucho trabajo. Los conciertos de presentación, que no llevaban una obra de acompañamiento, requerían mucha concentración, y aunque éstos estaban ya programados desde hace año y medio, cuando no se sabía que yo iba a ser el director titular, estoy contento de la coincidencia. Al mismo tiempo, hemos tenido las oposiciones para cubrir por primera vez las plazas vacantes, una vez aprobada la ampliación de plantilla de la ONE. Se han presentado 140 personas para cubrir las 31 plazas, así que he estado todos los días desde la nueve de la mañana hasta las nueve de la noche.

P. ¿En este momento, entonces, tiene ya la Orquesta Nacional las 124 plazas que exige el reglamento aprobado en 1982?

R. No, sólo hemos cubierto seis de las 31 plazas vacantes.

La colaboración de López Cobos, que envió un borrador al Ministerio de Cultura, fue decisiva para la aprobación de aquel reglamento, que ahora permite ampliar la plantilla de la ONE. Sin embargo, tras estas oposiciones, han quedado por cubrir 25 plazas. Y López Cabos ríe por primera y única vez a lo largo de la entrevista cuando comenta que, "a este ritmo, tardaremos unos cinco o seis años en cubrir esas vacantes". Porque López Cabos es fundamentalmente serio, tanto en el trato como en el trabajo, según señalan los críticos. Así que, tras la pequeña ironía, recupera su tono relajado pero discreto.

R. Es el eterno problema. Hay pocos instrumentos de cuerda. Como ejemplo le diré que para 10 plazas de violín sólo se han presentado siete violines. De manera que hay pocas posibilidades de seleccionar. Pero no hay prisa. Ésta es una gran oportunidad para la orquesta, porque pocas veces se produce esta situación, en la que, de pronto, hay 30 plazas libres en otras orquestas. Es importante a largo plazo y estamos tratando de seleccionar gente muy joven. De los seis que han entrado, cuatro de ellos tienen entre 19 y 22 años, lo cual es fantástico para el futuro de la orquesta. Eso quiere decir que un instrumentista, cuando esté en la plenitud de su vida, hacia los 30 35 años, ya contará con una experiencia de diez.

P. Con el nuevo reglamento ya se puede contratar instrumentistas extranjeros...

R. Es el siguiente paso. Ahora quedan 22 plazas libres de cuerda. Tenemos diez contratados y, posiblemente, los otros doce los traigamos de fuera, fundamentalmente del Reino Unido.

P. ¿Qué diferencias hay entre la ONE de ahora y la de hace cuatro años?

R. Una fundamental: ahora hay unas metas claras y unos medios para llevar a cabo los proyectos. Hace cuatro años, todo estaba en nebulosa, nadie sabía lo que iba a ocurrir. No había ni siquiera un reglamento interno, que creo es un principal instrumento para poder trabajar tranquilamente. Esa sensacion de estar dejados de la mano de Dios ya no la tiene la orquesta actualmente.

P. Pero usted ha puesto más de una vez en entredicho la profesionalización de la Orquesta Nacional de España.

R. Esa fue una mala interpretación de unas frases mías en las que hablaba de las orquestas latinas en general. Siempre he dicho que éstas adolecen de una falta de profesionalización en cuanto a la organización de trabajo. Todo es un poco improvisado, y pasan cosas como que nadie sepa lo que se va a ensayar mañana. De manera que esa acusación es totalmente incierta. Además, yo nunca tiraría piedras sobre mi propio tejado.

P. En cualquier caso, hace cuatro años, usted no estaba dispuesto a venir a España.

R. No en las condiciones de entonces. Siempre dije que me encantaría volver a España, porque fuera, por muchos éxitos que tengas, eres siempre un extranjero. Y dije que volvería el día que tuviese unas condiciones de trabajo mínimas para poder realizar una labor que requería tiempo. Porque no se trata de venir sólo a hacer conciertos. Para eso preferiría seguir trabajando fuera con buenas orquestas y dirigir de cuando en cuando la ONE. Eso no me produciría tantos dolores de cabeza.

P. Uno de sus primeros proyectos, según ha declarado anteriormente, es el de hacer llegar la música clásica a un mayor número de gente. El concierto del miércoles, fuera de abono, ha sido el primer paso.

R. Esto lo pensamos repetir a partir de la temporada próxima en todos los conciertos que tengan esa posiblidad. Querría que se perdiera la costumbre de que nunca haya entradas para la Orquesta Nacional. Quiero llevar la orquesta a los colegios y, cuando tengamos una sala propia, ampliar también el tiempo de abono. Hay que salir de la rigidez de viernes, sábado y domingo. Hoy día es imposible porque en el Real trabajamos varias orquestas. Cuando, dentro de unos tres años, tengamos un auditorio podremos hacer más conciertos, y conciertos para niños y para los de la tercera edad...

P. ¿Todo eso es posible con una. sola orquesta?

R. ¡Por supuesto! Con una orquesta de 124 músicos, sí. Porque en cada concierto se, hará un reparto. Ahora, para un programa, sale toda la orquesta, de manera que todos cubren con él su servicio. Con 124 miembros podemos hacer un concierto con 80 músicos y quedan libres más de 40, lo que permite más combinaciones.

P. ¿Tiene más proyectos todavía?

R. Sí, me gustaría hacer un programa de ayuda a directores jóvenes para la temporada que viene. De acuerdo con la Fundación del Banco Exterior de España, vamos a crear el puesto de director asistente para el joven que sale del, Conservatorio y no tiene contactos con el mundo profesional, lo que es difícil conseguir al principio. Es un sistema que se ha seguido en las orquestas americanas y que ha dado sus frutos. Otro de mis proyectos, que necesita más tiempo y más dinero, es el de crear una escuela dentro de la Orquesta Nacional para instrumentistas jóvenes. Sería una cantera no solamente para la ONE, sino para todas las orquestas de España.

P. ¿Está usted de acuerdo con las críticas que le suelen hacer?

R. Yo siempre aceptó la crítica.

P. Es que las críticas que le hacen a usted son siempre positivas.

R. Quizá en España, dada esta situación de que si venía o no venía, los críticos han sido muy positivos conmigo. Pero yo he tenido muchas críticas negativas en mi vida profesional, y creo que me han servido de mucho.

P. Como por ejemplo...

R. Cuando me han tildado de poco dramático, de demasiado blando. Tuve una época en la que sólo me interesaba la parte lírica de una obra, olvidándome de su parte dramática. Yo he tenido, como todos, momentos. de inseguridad en los que no me decidía por determinados aspectos.

P. Dicen que sus grandes virtudes son las de ser tenaz, trabajador meticuloso. ¿Está de acuerdo con ello?

R. Hay que tener cuidado con eso. El hecho de ser meticuloso es bueno porque favorece la precisión, pero pasarse en ese punto puede significar una pérdida de frescura. Procuro compensarlo, per o es difícil. No obstante, no cabe la menor duda que la calidad es sólo resultado del trabajo y el trabajo es la tenacidad y el repetir las cosas y el no creer que las cosas están bien, sino que siempre se pueden mejorar.

P. Quizá es usted un poco germánico en su forma de trabajar.

R. Aunque mi carácter ya era así antes de trabajar en Alemania, indudablemente, mi estancia allí me ha influido. Cuando decidí dedicarme a esto empecé a estudiar durante los veranos en Italia. Allí conocí al director Franco Ferrara, que se dedica a la pedagogía, y me dijo entonces una cosa que es muy cierta: que para los temperamentos latinos es mejor marcharse al norte de Europa, a una academia germánica, porque de esta manera recortan ese carácter nuestro que tiende a la improvisación. Yo creo que es una buena combinación: temperamento latino y sistema de trabajo centroeuropeo.

P. ¿Qué es la música para Jesús López Cabos?

R. Es la expresión, a través de los sonidos, de toda una serie de sensaciones que tenemos todos los hombres, en el tiempo y en el espacio.

P. Pero ésa es una definición muy fría. ¿Es que no se ha emocionado nunca mientras dirigía una orquesta?

R. Por supuesto, pero un director debe controlar sus emociones, porque entonces pierde el control y al perder el control empieza a tener problemas por todas partes.

P. ¿Le ha pasado a usted alguna vez?

R. Eso nos pasa a todos al principio. El primer problema de un director al comenzar a dirigir. una orquesta es precisamente esa sensación de borrachera que te entra y que te hace perder el control. Te dejas llevar, y eso es malo. Creo que un director debe tener el corazón caliente, pero la cabeza muy fría.

P. Eso quiere decir, entonces, que la propia música que te atrae te exige el distanciamiento...

R. Exactamente. Creo que hay estar muy cerca de la música cuando se ensaya una obra, pero en el momento del concierto has de distanciarte para poder controlar. De esa manera puedes expresar. mucho, mejor lo que tú quieres.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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