El hundimiento de varios barcos del municipio coruñés de Miño, atribuido a pescadores furtivos descontentos
El hundimiento de las embarcaciones de los seis miembros del cabildo de la cofradía de pescadores de Miño, en la ría del Pedrido, entre La Coruña y El Ferrol, es atribuido, en principio, a los furtivos o a mariscadores disconformes con las medidas de racionalización y control en la explotación de la ría. Los hechos, acaecidos la pasada semana, no han trascendido hasta ahora, aunque ya con anterioridad se habían producido otras acciones violentas contra los útiles de trabajo del patrón mayor y otros dirigentes de la cofradía.
Mientras no concluya la investigación iniciada por la Guardia Civil, el patrón mayor de Miño, Manuel Quintas, cuya embarcación también fue hundida en la noche del día 17 de enero, ha declinado pronunciarse sobre la posible identidad de los autores, a pesar de tener sus propias sospechas. El atentado se relaciona con la puesta en marcha de una estricta normativa para impedir la esquilmación en los recursos marisqueros de la zona.
El pasado 28 de diciembre tuvo lugar otro acto de sabotaje. Fueron destrozadas las artes pertenecientes también a miembros del cabildo. Según Quintas, "la normativa para la extracción de marisco fue aprobada en asamblea general y el cabildo cuenta con un respaldo mayoritario".
Las medidas aplicadas por la cofradía, semejantes a las desarrolladas en otras rías gallegas, suponen el respeto escrupuloso por las vedas y unos topes en las capturas y tamaño del marisco.
La racionalización de la explotación marisquera en Galicia está encontrando obstáculos en los grupos menos profesionalizados. Varias de las cofradías que se han significado en ordenar el sector han sido objeto de presiones e incluso actos violentos.
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