UGT afirma que las medidas sobre la reconversión se toman desde "la arrogancia del poder" e impiden las negociaciones
El tratamiento de los excedentes de plantilla en la reconversión industrial, cuyo primer exponente han sido las rescisiones de contratos aprobadas en el grupo Aceriales, está provocando un fuerte enfrentamiento entre la Unión General de Trabajadores (UGT) y el área económica del Gobierno. El propio presidente González ha buscado el acercamiento entre la central socialista y el ministro de Industria. La UGT, en un memorial de agravios difundido ayer, marca las profundas diferencias que separan al sindicato y al Gobierno y afirma que las decisiones de la Administración socialista en la reconversión, se están adoptando "con una actitud que, desde la arrogancia del poder, cierra toda posibilidad de negociar hasta sus máximas consecuencias cada uno de los planes de reconversión". "Mientras tanto, continúan las movilizaciones en las empresas agrupadas en Aceriales.
El presidente del Gobierno, Felipe González, mandó mensajes de concordia a la Unión General de Trabajadores el mismo día (20 de enero) en que el Ministerio de Trabajo aprobaba la rescisión de contratos en Aceriales. El mensaje de Felipe González, recibido con respeto, no sirvió, sin embargo, para suavizar la crispación que en el seno de la central socialista habían provocado las declaraciones del ministro de Industria, Carlos Solchaga, asegurando que, "aun cuando la decisión sobre el expediente de regulación en Aceriales compete al Ministerio de Trabajo, yo creo que se debe ir a la rescisión de contratos", y el que Trabajo fallara el expediente en la línea apuntada por Solchaga.En la sede de UGT las declaraciones del ministro provocaron indignación y se interpretaron como una intromisión "y un desafío" de Solchaga en el área del ministro de Trabajo.
El primero de los tres comunicados que UGT ha dedicado al tema de Aceriales y que sirvió de exponente de tensiones largamente reprimidas, tachaba de "inaceptable" la fórmula del modelo de reconversión seguido por la Administración y basado, primordialmente, en el despido de trabajadores. Y acusaba a la Dirección. General de Empleo de incumplir el decreto-ley de reconversión y de ignorar los acuerdos de Aceriales de 21 de enero de 1982.
Fuertes críticas
El comunicado era especialmente crítico con Solchaga, cuyas declaraciones calificaba de insólitas, y le acusaba de contribuir a "la crispación innecesaria de los trabajadores".En parecidos términos, aunque abundando y ampliando las críticas, se pronunció ayer la ejecutiva de UGT. La central socialista enumeraba agravios y advertía que los mismos podrían constituir "un obstáculo esencial para la superación de la crisis". Entre los factores que están contribuyendo a enrarecer el clima laboral, se citaban la falta de acuerdos generales sobre negociación colectiva, la política sobre reconversión y de negociación en la empresa pública basados en la "sustitución de la negociación por la fijación unilateral del Gobierno", y el recorte de prestaciones sociales.
Respecto a la reconversión, los ataques de UGT se extienden a la "actitud adoptada por la Administración socialista, y concretamente a la del titular de Industria y Energía". "Actitud", dice el comunicado, "que desde la arrogancia del poder, cierra toda posibilidad de negociar hasta sus máximas consecuencias cada uno de los planes de reconversión".
UGT advierte que de mantenerse esta política, se puede llevar al país a "cotas de tensión y violencia social difícilmente soportables para modernizar el país y salvaguardar los puestos de trabajo". En su nota, hace referencia a los sucesos de Llodio y Hernani, donde los trabajadores de empresas del grupo Aceriales procedieron al corte de carreteras y vías de ferrocarril. En Vitoria y Bilbao se produjeron acciones parecidas. La Federación del Metal de la central socialista, por su parte, califica las declaraciones de Solchaga de "provocación e invitación formal al conflicto".
Según UGT, el ministro había mantenido, en principio, una actitud favorable a las tesis de UGT en la reconversión. Solchaga que era favorable a no rescindir los contratos, mantuvo una reunión con Miguel Boyer, ministro de Economía, ante representantes de UGT. En aquel encuentro, "en el que se dijeron más que palabras", el ministro de Industria defendió contra Boyer que no hubiera despidos en la reconversión. "Incomprensiblemente", señalan las citadas fuentes, "Solchaga se ha convertido en el defensor de lo que en otro tiempo atacó".
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