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Argentina y Chile se comprometen ante el Vaticano a resolver el conflicto sobre el canal del Beagle

Los ministros de Asuntos Exteriores de Argentina y Chile firmaron ayer, en nombre de sus respectivos Gobiernos, una declaración conjunta de paz y de fraternidad, en la que se hacen votos para una conclusión rápida y feliz de la mediación.

El encuentro en el Vaticano de Dante Caputo, ministro argentino de Exteriores, y de Jaime del Valle Alliende, de Chile, junto con las respectivas delegaciones que desde hace cinco años trabajan en la mediación para resolver un conflicto que estuvo a punto de llevar a la guerra a los países hermanos, fue rodeado de solemnidad y de simbolismos. El papa Juan Pablo II definió la jornada de, ayer como histórica.Como subrayó el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Agostino Casaroli, que pronunció un discurso a ambos ministros antes de que se encontraran con el Papa, las delegaciones esta vez habían sido recibidas en las habitaciones papales, y añadió que esta solemnidad que el Papa mismo había querido dar al acto "significa un compromiso tomado frente a la opinión pública mundial, y sobre todo ante vuestros pueblos".

El cardenal Casaroli insistió mucho en que se aproveche este momento coyuntural propicio para "no defraudar las expectativas". "Si se dejara pasar esta ocasión, las dificultades para resolver la controversia", dijo el secretario de Estado a los ministros, "podrían manifestarse después mucho más graves, tal vez insuperables".

Es evidente que el Vaticano quiere aprovechar la buena disposición del nuevo Gobierno democrático de Raúl Alfonsín en Argentina para zanjar una cuestión que los militares argentinos habían mantenido empantanada tras no haber aceptado las propuestas de Juan Pablo II, que, en cambio, había aceptado el Gobierno de Chile.

Y el cardenal Casaroli pone en guardia al Gobierno argentino sobre las dificultades que podría poner aún a Alfonsín la oposición cuando afirma: "Es menester que nadie se deje influenciar o condicionar por quienes puedan estar interesados en desvirtuar o perturbar el clima de armonía y de confianza que existe entre los dos pueblos".

El Vaticano insistió ayer en que la resolución del conflicto entre Argentina y Chile con la mediación vaticana podría traer a ambos países ventajas de todo orden, y llegó a decir a ambas delegaciones: "No podemos olvidar que se está trabajando aquí para la historia".

Casaroli quiso subrayar que el buen éxito de esta mediación del Vaticano entre Argentina y Chile tendría además un carácter ejemplar. Y se advertía ayer muy bien que la Santa Sede ve en este momento de peligro de conflicto mundial la mejor ocasión para dar ante la opinión pública el ejemplo de cómo se pueden resolver conflictos entre las naciones.

El papel de la Prensa

El papa Juan Pablo II quiso destacar, conversando con algunos periodistas después del encuentro con los ministros, que la Prensa, en este momento de fase final de la mediación, puede jugar un papel importante si en vez de obstaculizarla la apoya con sincera voluntad de paz. Y recordó cómo durante su viaje a Centroamérica la gente gritaba por las calles: "Queremos la paz".

El ministro chileno de Asuntos Exteriores señaló que "en esta etapa conclusiva de la mediación es más que nunca imperativo hacer todo lo necesario para alcanzar un tratado final que, con diáfana claridad, asegure la paz en los términos establecidos en la propuesta papal y contenga la solución definitiva sobre el diferendo austral, cuya fiel ejecución quede bajo el amparo de la Santa Sede".

Jaime del Valle agregó que "el éxito de nuestra común tarea exige que nos afanemos en mantener entre las partes un clima de sincera y mutua confianza y comprensión, sin dejarnos desviar de nuestra ruta por quienes intentan sembrar la desconfianza".

El contencioso sobre el canal del Beagle data de hace un siglo y tiene su origen en la diatriba sobre tres islotes -Lenox, Picton y Nueva- de una cierta importancia estratégica y económica, situados en la embocadura oriental del canal, entre Tierra de Fuego y el cabo de Hornos, que son re ivindicados por los dos países.

Hace cinco años, el ofrecimiento de mediación por parte del papa Juan Pablo II, aceptado por los Gobiernos de Chile y Argentina según el acuerdo suscrito en Montevideo en enero de 1979, permitió evitar que el contencioso degenerase en, una guerra abierta entre ambos países. La llegada de los civiles al poder en Buenos Aires ha desbloqueado las negocíaciones.

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