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CINE

Una asombrosa empresa

En el siglo XIV, un rey de Navarra -Carlos II, llamado El malo- envió una compañía de 400 hombres a. ayudar a su hermano Luis de Beaumont en la conquista de Albania. Tan descabellada empresa tenía como justificación el matrimonio de Luis con Juana. de Anjou, duquesa de Durazzo y dueña sin control de extensas tierras en aquel confín del mundo.Sobre tan desconocido pasaje de la historia los guionistas Ángel Amigo, Arantxa Urretavizcaya y el propio director, Alfonso Ungría, han construido La conquista de Albania, película ya presentada en el último Festival de San Sebastian, donde levantó juicios contradictorios, y en el de Biarritz, donde no sólo fue aplaudida con entusiasmo por la crítica sino también por el jurado, que la concedió su premio especial. Destacó así con mayor claridad la admiración por el esfuerzo de un empeño cinematográfico como éste, tan insólito en el cine de los últimos años. Plantearse aquí el presupuesto de una película medieval, cuando la media de nuestra producción apenas alcanza una narración actual, es tan arriesgado como la hazaña guerrera que el filme nos cuenta.

La conquista de Albania

Director: Alfons Ungría: Guión: Arantxa Urretavizcaya, Angel Amigo y Alfonso Ungría. Canciones: Xabier Lasa. Fotografía: Alfredo Fernández Mayo. Intérpretes: Xabier Elorriaga, Chema Muñoz, Klara Badiola, Walter Vidarte, Miguel Arribas, Alicia Sánchez, Eñeaut Urrestarazu, Patxi Bisquert, Ramón Balenciaga, Ramón Barea y Jesús Sastre. Española, 1983. Drama histórico.Local de estreno: Albéniz

En cualquier caso, no han sido suficientes millones ni se ha logrado disimular su carencia en todo momento: los 400 guerreros que dice la historia han quedado disminuidos y la grandeza de la epopeya no se traduce en los términos a que nos tiene acostumbrados este género, y es que la intención de los autores no se dirige hacia la creación de un filme épico a la norteamericana. Ante todo les ha guiado una lógica curiosidad por la razón de sus personajes y las reflexiones que pudieran hacer en torno a tan utópica aventura: en sus dudas y polémicas se centra la acción. La conquista de Albania observa con prioridad el viaje hacia la tierra prometida: su conquista o su pérdida es tema aparte, aunque también cuente en el resultado final del filme el que realmente tuvo aquella gesta.

Traducido a las bellas imágenes de Alfredo Fernández Mayo y a la sobria realización de Alfonso Ungría, eficaz y sensible, más cercana a la de Soldados hasta ahora su mejor filme, que al abigarrado tratamiento de Cervantes, la película mantien siempre su interés. Sin embargo en la parte central, y por falta de ingenio del tratamiento dramático del guión, la acción se demora, se alarga, sin que el conflicto dialéctico progrese realmente. Es ahí donde La conquista de Albania decae. Tanto su iniciación como el desenlace contienen mayor vigor cinematográfico.

Parábola

En su parte final, fundamentalmente, el filme adquiere su máximo interés , aunque en todo momento Ungría ha entendido cómo utilizar los medios de que dispone y ha sabido profundizar con la cámara donde el guión sólo describía. Esa parte final, además, sugiere una posibilidad de entender el conjunto de la película en términos de parábola. No tendría por qué ser esto extraño en el guionista Ángel Amigo, que ya fuera productor y guionista de La fuga de Segovia, donde narraba sus propias vivencias carcelarias: una preocupación por su tiempo y su lugar que se prolongan al quehacer cinematográfico. En este sentido, la ambigüedad de la parábola sería una invitación a la toma de partido cada espectador.Xabier Elorriaga realiza una interpretación matizada, consciente, incluso brillante. Por su parte, el joven actor Chema Muñoz, que ya ha figurado en otros repartos de Ungría, hace aquí su mejor trabajo, en un apasionado personaje contrapunto. El director ha conducido la historia sin querer perder la solidez de su línea narrativa y buscando sus mejores aspectos plásticos. Es el guión el que no facilita siempre tal labor.

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