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Hacienda sanciona con la liquidación intervenida a dos aseguradoras y estudia la forma de disolver otra en breve

Dos compañías de seguros -Filadelfia y Cosefisa (Compañía de Seguros y Financiación, SA)- acaban de ser sancionadas con la liquidación forzosa e intervenida. En otra, Aseguradora Mundial, de mayor peso, la disolución es también irremediable, según fuentes del sector; lo único que se discute estos días es si la operación será pilotada o no por la Dirección General de Seguros, del Ministerio de Economía y Hacienda. Entre las tres reunían cerca de 100.000 clientes. Pese a que una sexta parte del medio millar largo de aseguradoras tiene problemas detectados y vigilados por la Administración anterior, el Gobierno socialista ha preferido actuar sin precipitación. Sus primeras sanciones evidencian que pretende evitar mayores problemas a los tres o cuatro millones de personas que, según fuentes informadas, tienen pólizas en compañías inseguras.

La liquidación forzosa e intervenida de Filadelfia y Cosefisa será operativa a partir de esta semana. La primera, de acuerdo con informaciones del sector, no llegaba a los 5.000 clientes ni a los 100 millones de pesetas de recaudación anual, pero su historia es accidentada: unos agentes con problemas en otra empresa crearon Aseguradora Andaluza, que trabajaba sin autorización e hizo una póliza al autobús en que murieron 27 personas, cuando regresaban a Murcia desde una fiesta del PCE en Madrid; luego compraron Filadelfia y, al tener nuevamente problemas, cambiaron de nombre comercial. Cosefisa, con 70 empleados y una recaudación próxima a 500 millones de pesetas, trabajaba con cerca de 40.000 clientes, una concentración tardía y grande en el ramo del automóvil, y el desinterés de sus propietarios.El caso de Aseguradora Mundial, cuya disolución será "voluntaria", según versiones recogidas en la Administración y el sector, tendrá mayor repercusión. Procede del grupo La Estrella, que la vendió a un empresario mexicano de origen vasco y con recientes problemas familiares en otra empresa del sector existente en México. Tenía centenar y medio de trabajadores, unos 50.000 clientes y casi 1.000 millones anuales de ingresos.

El número de clientes afectados por estas tres disoluciones será probablemente muy pequeño respecto, a quienes pagaban primas anuales; en realidad, sólo algunos que tengan siniestros antes de que: expire su póliza. Salvo los de coberturas de automóvil, podrán sufrir retrasos en el cobro de eventuales indemnizaciones, a la espera de que sean vendidos el patrimonio y las reservas de las compañías.

Seguros inseguros

Aunque estas trabajaban en numerosos ramos, buena parte de los posibles afectados proceden precisamente del seguro del automóvil. En este caso, las indemnizaciones podrán ser más rápidas, porque están garantizadas en parte por el Consorcio de Compensación de Seguros, que debe hacerse cargo de las que correspondan a los riesgos obligatorios (hasta un millón de pesetas por responsabilidad civil, tras la última subida).

La liquidación de una entidad ha sido, junto a la multa de 10.000 pesetas, la única arma legal de que ha dispuesto la Administración durante años para obligar a cumplir las normas de garantía y solvencia. Ante la lentitud del paso de la nueva ley del Seguro por el Parlamento, Hacienda anticipó por decreto en noviembre de 1982, desde cuando no se registran disoluciones, una serie de medidas cautelares para ampliar los márgenes de actuación y solvencia. El proyecto legal venció por entonces con el cambio de Gobierno, que ha tardado algunos meses en enviar otro nuevo.

Pero circula la impresión de que antes de que se apruebe serán acentuadas las actuaciones para impedir mayores perjuicios a los tres o cuatro millones de personas que tienen pólizas por las que pagan regularmente primas a compañías donde se registran problemas o irregularidades. Hay aseguradoras activas que no han cubierto siniestros de sus clientes, quienes se han visto en algunos casos embargadospor no poder hacer frente a responsabilidades judiciales.

En las que ahora van a ser liquidadas por sanción se repiten historias de escape como las sancionadas en el período 1980-1982: Ártica (no llevaba ni contabilidad, pese a reunir 40.000 clientes), Cemcovi, Eurofemsa, Ibérica de Seguros La Providence, etcétera.

Filadelfia de Seguros, SA, ya figuraba en el Registro Mercantil con el nombre de Aseguradora Al-Andalus, sin la necesaria autorización. En julio de 1982 se le comunicó que había incurrido en causas de disolución; y no ha podido salir de la misma, pues la Dirección General de Seguros ha constatado "una notable dificultad para conocer la verdadera situación" de la empresa.

La Compañía de Seguros y Financiación, SA (Cosefisa) fue amenazada de disolución por primera vez en diciembre de 1980. Los intentos de reflotarla protagonizados por los empleados, que llegaron a obligar al propietario a cederles las acciones, no han tenido éxito, debido, al parecer, a la concentración de riesgo en el ramo del automóvil.

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