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Los brasileños comparan al vicepresidente Aureliano Chaves con Raúl Alfonsín

Los asesores del vicepresidente brasileño, Aureliano Chaves, uno de los pretendientes a la sucesión del presidente Joáo Figueiredo, tuvieron trabajo redoblado en los últimos tres días. Buena parte de su tiempo fue consumido en tratar de pedir a los medios de comunicación que no registrasen ninguna comparación entre el señor Chaves y el presidente de Argentina, Raúl Alfonsín. El autor de la comparación fue el ministro Camilo Pena, quien dijo que veía en Chaves la versión brasileña del presidente Alfonsín.La comparación, que sin duda tuvo intención de elogio, no podría ser más desastrosa. En los círculos del poder brasileño, Raúl Alfonsín pasó rápidamente a ser sinónimo de mal ejemplo.

Eso se debe, en primer lugar, a qué el proceso de democratización argentino, que caminaba mucho más lento que el brasileño, se aceleró. Las elecciones de octubre del año pasado fueron seguidas por el inicio de un proceso que, visto desde Brasil, tiene enormes atractivos para un sector del país y representa una considerable amenaza para otro, el que está en el poder.

A medida en que el nuevo Gobierno argentino empezó a demostrar su intención de reclamar responsabilidades por los abusos cometidos por el anterior régimen militar, en Brasil el proceso de recuperación de la democracia empezó a bajar su ritmo.

La imagen de generales llegando a tribunales y siendo criticados, cuando no agredidos, por manifestantes tuvo gran impacto en Brasil. Sin preocuparse por si las comparaciones tenían base real o no, altos jefes, militares brasileños pasaron a impregnar sus discursos de advertencias contra los riesgos de revanchismo, en lo que fue considerado una evidente alusión a lo que ocurre en Argentina. La gran prensa, en sus editoriales, igualmente pasó a advertir sobre los "excesos" de algunas medidas determinadas por Alfonsín.

Para la opinión pública, sin embargo, las medidas adoptadas en Argentina son consideradas "normales". Encuestas realizadas en las últimas tres semanas señalaron la evidente admiración de los brasileños por lo que ocurre en la vecina Argentina. Pero esa admiración se debe mucho más a las elecciones y a la posesión de un presidente civil, que a cualquier otra cosa. En la semana pasada, y por segunda vez consecutiva en las últimas cinco semanas, el nombre de Raúl Alfonsín fue indicado como "personalidad de la semana" en una de estas encuestas.

Políticos de la oposición no dejan de alarmarse por una coincidencia a medida que el Gobierno del presidente Alfonsín reafirma su intención de hacer cumplir las leyes argentinas, reclamando responsabilidades sobre tiempos negros, más se! pone en claro el retroceso de la apertura en Brasil. La disposición del régimen brasileño de eliminar cualquier discusión sobre el retorno de las elecciones presidenciales es el más claro signo de ese retroceso, aseguran los oposicionistas.

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