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La guerrilla salvadoreña, contra la suplantación de la negociación política por las elecciones

"Las elecciones en El Salvador no son una alternativa a la guerra. La única alternativa es la negociación. Por eso la guerra va a continuar antes, durante y después de las elecciones, pero estamos también dispuestos a negociar de inmediato con los Gobiernos de Washington y San Salvador". Esta fue la posición expresada ayer, en México, por Rubén Zamora, Salvador Samalloa, la comandante Ana Guadalupe Martínez y Mario Aguiñada, miembros todos ellos de la comisión político-diplomática designada por las organizaciones opositoras.Su análisis sobre la marcha de la guerra expresa la convicción de que este año va a ser decisivo en la definición del conflicto. "Hemos entrado al camino de la victoria", declaró Mario Aguiñada. La caída del cuartel de El Paraíso, sede de la Cuarta Brigada de Infantería, y la destrucción del puente de Cuscatlán, que aisla virtualmente el tercio oriental del país, han sido dos hechos que marcan una inflexión en la trayectoria militar.

El optimismo de la guerrilla salvadoreña se basa en los siguientes datos, correspondientes a la campaña de 1983: 7.282 bajas causadas al Ejército (cifra prácticamente coincidente con la que maneja el ministro, de Defensa), captura de 1.757 prisioneros, en su mayoría ya entregados, la toma de 147 poblaciones y de 3.511 fusiles.

Todo ello ha causado, a su juicio, el desplome de la moral de combate de las fuerzas armadas y el surgimiento de graves diferencias en el alto mando. A lo que corresponde un aumento en las acciones de la guerrilla, una coordinación sin precedentes y un importante progreso en su reconocimiento internacional como fuerza representativa sin la cual no puede resolverse el conflicto salvadoreño.

Las fuerzas de oposición agrupadas bajo las siglas FMLN-FDR (Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional-Frente Democrático Revolucionario) consideran que a Estados Unidos no le queda más que dos opciones: enviar a sus marines o negociar. "No tenemos indicios de que se haya modificado la posición militarista, y ahí está como prueba el informe de la comisión Kissinger. El año pasado nos cerraron todos los caminos del diálogo, pera nuestros triunfos militares podrían obligarles a replantear la situación".

Respecto al informe de la comisión Kissinger, Rubén Zamora declaró que no ha hecho sino repetir las opciones que ya ha manejado la Administración Reagan sin éxito. Reconoce que sin paz no habrá desarrollo, pero, al mismo tiempo, propone enviar más armas. "No ha contribuido ni va a contribuir a lograr una paz con dignidad".

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