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El desarme europeo, en juego

El Pacto de Varsovia se brinda destruir las armas químicas

Ante la Conferencia sobre Medidas de Confianza y Desarme en Europa que se abre el próximo día 17 en Estocolmo, los países del Pacto de Varsovia han cerrado filas en torno a las propuestas emanadas de sendas reuniones de sus máximos dirigentes en Praga y en Moscú, en enero y en junio, respectivamente, de 1983.Las resoluciones de dichas cumbres y la declaración del jefe del Estado soviético, Yuri Andropov, en la que anunció las "contramedidas" al despliegue de los misiles en Europa occidental, además de la propuesta de un acuerdo para la destrucción de las armas químicas en Europa, son el bagaje político que los países del Este llevarán a Estocolmo, donde intentarán presentar a la Alianza Atlántica como el único culpable de la escalada de la tensión internacional.

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Diversos altos dirigentes y los medios de comunicación de los países socialistas han destacado en los últimos días la importancia de la Conferencia de Estocolmo como único foro existente en la actualidad para tratar ciertos temas militares. Las medidas de confianza que deberán estudiarse, tales como el intercambio de informa ción y consultas militares entre países de distintos bloques, anuncio adelantado de maniobras, envío de observadores a las mismas, prohibición de ejercicios en zona fronterizas y sensibles, tienen como fin declarado el impedir o, al menos, dificultar, una agresión por sorpresa.

En este sentido, las negociaciones Este-Oeste han chocado siempre con el problema de la verificación, en especial en relación a Alemania Oriental y Checoslovaquia, países limítrofes con la OTAN,

Aunque en medios políticos orientales se habla de Estocolmo como una posibilidad de mejorar el deteriorado clima de las relaciones entre ambos bloques, se advierte insistentemente que no deben esperarse grandes resultados, sobre todo al no tratarse en este foro la causa principal de la actual situación que, en opinión de los dirigentes del Este, es el despliegue de los misiles norteamericanos en Europa.

Según estos medios, la actitud occidental no permite albergar excesivas esperanzas. Como señaló el viceministro polaco de Asuntos Exteriores, Josez Wiejacz, el pasado día 10, "no existen indicios de que los países occidentales vayan a cambiar su actitud en Estocolmo".

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En cualquier caso, todos los países del Pacto de Varsovia han dejado claro que no consideran a Estocolmo como un foro sustitutorio de las negociaciones de Ginebra Como quedó demostrado con la airada reacción soviética a la tesis expuesta por Washington de que el encuentro de Estocolmo entre el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, y el jefe del Departamento de Estado norteamericano, George Shultz, su pondrá el primer paso para el retorno de la URSS a la mesa negociadora de Ginebra.

Los soviéticos sólo volverán a las negociaciones una vez se hayan restituido las condiciones previas al comienzo del despliegue de los misiles, tal como declaró Andropov y los medios de los países del Pacto recuerdan en estos días. Según la agencia checoslovaca ZTK, con la propaganda desplegada últimamente en Occidente sobre la posibilidad de que Estocolmo sustituya a Ginebra, se pretende crear las condiciones adecuadas para que la Alianza Atlántica pueda mantener en la capital sueca la misma actitud que Norteamérica mostró en las negociaciones sobre misiles de alcance medio.

No obstante, en el bloque oriental se subraya la posibilidad que ofrece la reunión para el establecimiento de contactos bilaterales y se destaca el previsto encuentro entre Shultz y Gromiko, así como el hecho de que a la apertura acudirán los ministros de Exteriores de los 35 países participantes.

Cierta divergencia respecto a la opinión dominante en el Este de que la actual situación es la más grave de la Europa posbélica mostró el jueves el jefe del departamento de Asuntos Exteriores del' comité central húngaro Gyula Horna, en una entrevista a la televisión húngara. Horna negó que el mundo se encuentre en una fase de guerra fría y señaló que la tensión fue mucho mayor durante la crisis de Cuba de 1962.

Las propuestas de los países del Este que, según observadores, serán presentadas, al menos en sus facetas más espectaculares, en los discursos de apertura de los ministros son conocidas y fueron rechazadas en su día por la Alianza Atlántica. Éstas van desde el proyecto de creación de zonas desnuclearizadas en Escandinavia y los Balcanes, con vistas a la constitución de una franja libre de armas nucleares entre ambos bloques, hasta la más reciente de un acuerdo para la eliminación total de armas químicas en Europa. También se incluyen las propuestas surgidas de la reunión de Praga de un acuerdo sobre no utilización de la fuerza militar, congelación de los arsenales nucleares y prohibición de experimentos con armas químicas de neutrones y nucleares.

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