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La exposición de la obra de Rafael en Florencia obliga a replantear aspectos de la historia estética del pintor

La restauración de los cuadros revela nuevos datos sobre su técnica

Juan Arias

Los preparativos de la gran exposición que Florencia dedica estos días al pintor Rafael, y que ha inaugurado el presidente Sandro Pertini, han permitido revelar que gran parte de la historia del arte referida a este extraordinario creador ha de ser reescrita o al menos reconsiderada, porque muchas de sus obras exigen una interpretación distinta a la que hasta ahora han tenido. Algunas de las obras que han sido restauradas para presentarlas en la exposición no respondían al original de Rafael.

Si el místico y sensual Rafael (1483-1520), rival de Miguel Ángel, pudiera levantar la cabeza en la conmemoración del quinto centenario de su nacimiento, se sentiría orgulloso viendo que su Florencia se ha llevado la palma de oro de los festejos mundiales celebrados en su honor. Sólo la capital florentina ha podido tener el privilegio de presentar al público una exposición que todos envidiarían, compuesta por 18 cuadros y 50 dibujos auténticos del inmortal Rafael, apellidado el divino adolescente.Ha sido Florencia la que ha reservado la gran sorpresa del quinto centenario de Rafael, una sor presa que nadie se esperaba y que podría obligar a escribir de nuevo la mayoría de las cosas que se dijeron antiguamente sobre el discutido pintor. A la luz de las obras que han sido restauradas para presen tarlas en la exposición (casi la mitad) con todos los métodos más modernos, se ha pqdido descubrir que muchas de las obras de Rafael consideradas como "monstruos" por la crítica internacional en realidad estaban "rehechas" y, por tanto, no responden al original. Muchas de las críticas que se ha bían hecho en base a lo que se veía tendrán que rehacerse.

Seracini, especialista en la restauración, se ha encargado de hacer las radiografías de estas obras de Rafael para explicar a los historiadores la técnica con que habían sido hechas y para ayudar a los restauradores. Algunos resultados, como ha comentado Corriere della Sera, son "impresionantes". Por ejemplo, se ha descubierto que a la izquierda de la famosísima Madonna del Gran Duque, expuesta en la galería Pitti, Rafael no había dado ese color oscuro uniforme, como aparece en el cuadro, sino que había pintado una ventana en forma de arco, a través de la cual se veía un paisaje. Por tanto, el famoso cuadro ha sido. falsificado. Ahora el Consejo Superior de Bellas Artes tendrá que tomar una decisión que atafie también al manto de la Virgen, el cual ha sido pintado de nuevo por otras manos que no eran las del autor, como resulta de las radiografías.

Otro ejemplo es el de la Madonna de la Impannata, pintada alrededor de 1514. La Virgen que tiene en los brazos a un niño vivaz está retratada con otras tres figuras, una de las cuales es san Juan Niño, un niño más bien crecidito. Los críticos habían dicho que este cuadro representaba un equilibrio compositivo admirable, digno de Rafael. Ahora bien, según los análisis hechos con rayos infrarrojos, en realidad en el cuadro original Rafael había pintado un san José que tenía en brazos a san Juan Niño. Por tanto, también este famoso cuadro resulta claramente falsificado.

Cuadros estropeados

Y, por último, el autorretrato de Rafael y la Madonna del Ruiseñor, que está en los Uffizi. Este último es uno de los cuadros más estropeados, aunque a primera vista aparece como perfecto. A su tiempo, finales del quinientos, el cuadro de la Madonna se cayó y se hizo estropeó gravemente, y con mucha dificultad se volvió a reconstruir. Con la radiografía hecha con rayos ínfrarrojos se ven aún los clavos que usaron para restaurarlo. Todo ello demuestra que nos hallamos ante una auténtica sorpresa que no dejará de tener consecuencias en el futuro inmediato para todos los críticos y amantes del gran pintor.La exposición de Florencia es una verdadera borrachera rafaelesca, que ha merecido para su inauguración la presencia del jefe del Estado, Sandro Pertini, quien se ha enfadado con los fotógrafos que le echaban encima las luces de los reflectores: "Iluminad a Rafael, que es a quien todos deseamos contemplar, y dejadme a mí en paz", gritó mientras se estrujaba los ojos para admirar mejor aquellos encantos de cuadros y dibujos, quedándose como extasiado muchas veces ante alguno de ellos.

Ha sido una fiesta para la sala blanca del palacio Pitti, que pasará a la historia. En dicha exposición se puede admirar todo el itinerario artístico espiritual de Rafael: desde su primera fase, casi mística, de formas cerradas, a la última, casi sensual, de las líneas redondas; desde la casta delgadez de las obras primeras a la lujuriosa gordura de sus dibujos opulentos, contagiados, según sus críticos, por la corrupción papista de su período romano. Una obra clásica de este período de las formas esféricas, de las imágenes mofletudas, es la Madonna de la silla, una de las obras expuestas en Florencia y que se considera inspirada por su período romano.

Sobre todo, la obra Retrato de León X con dos cardenales, que según algunos críticos se parece más en su desenvoltura y modernidad a un fotograma de Visconti que a sus primeras creaciones embebidas de mística castidad.

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