Ante la conferencia de Estocolmo
La Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE) celebrada en Madrid decidió, a través del documento final adoptado por consenso el 9 de septiembre de 1983, la convocatoria en Estocolmo, el 17 de enero de 1984, de la conferencia sobre medidas destinadas a fomentar la confianza y la seguridad y sobre desarme en Europa (CDE), como expresión del interés de los 35 Estados participantes por los esfuerzos dirigidos a disminuir la confrontación militar y a promover el desarme.Rumanía ha venido prestando siempre una importancia fundamental a la idea de que se debe pasar a la realización de unas medidas concretas de disminución de la confrontación militar y de desarme -en primer lugar, de desarme nuclear- como condición imprescindible para el fortalecimiento de la paz y colaboración internacionales.
Ya en 1974, en un momento de euforia para el proceso de distensión, el jefe del Estado rumano, Nicolae Ceaucescu, advertía que la distensión se hallaba sólo en sus comienzos, que ésta era y se quedaba frágil mientras no haya sido consolidada mediante medidas concretas, prácticas de desarme, de renuncia a la fuerza y a la amenaza con la fuerza en las relaciones internacionales, de respeto de la independencia nacional.
El problema del desarme tiene una trascendencia fundamental para Europa, el continente en el cual se han ido acumulando las mayores cantidades de armamento, inclusive nuclear, y efectivos de tropas sin precedentes en la historia. En las condiciones existentes, cuando Europa está dividida en bloques militares opuestos, bloques que disponen, cada uno, de fuerzas capaces de destruir en más veces toda la humanidad, y cuyas fuerzas armadas se hallan frente a frente a lo largo de una vasta zona que atraviesa el continente de Norte a Sur, cualquier chispa se puede convertir en un cataclismo. El peligro de guerra se ha agravado considerablemente después del despliegue en algunos países de la Europa occidental de los misiles norteamericanos de medio alcance y como consecuencia de la retirada de la Unión Soviética de las negociaciones de Ginebra y del anuncio de las contramedidas nucleares conocidas.
En esas circunstancias, cuando la tensión internacional alcanzó un grado sin precedentes en el período posbélico, la conferencia que se iniciará el próximo 17 de enero en Estocolmo adquiere una particular importancia. Aunque empieza en una atmósfera internacional no muy propicia, la conferencia de Estocolmo presenta algunas características que la distinguen favorablemente de otras negociaciones que se han desarrollado hasta ahora en el dominio militar. Constituyendo -tal como se señala en el documento final de la reunión CSCE de Madrid- una parte integrante del proceso de edificación de la seguridad y cooperación en Europa, esta conferencia se va a desarrollar con la participación sobre la base de igualdad de derechos de los 35 Estados signatarios del Acta Final de Helsinki y respetándose estrictamente las reglas democráticas de procedimiento de la CSCE, que ofrecen la posibilidad para que cada Estado aporte una contribución activa, original, ya que actuará partiendo desde posiciones independientes.
Fortalecer la confianza
Rumanía considera, tal como declaraba recientemente el presidente Nicolae Ceaucescu, que esta conferencia puede tener un papel muy importante en la disminución de la tensión internacional. En este espíritu, Rumanía participará en la CDE con el deseo de aportar toda su contribución al fortalecimiento de la confianza, facilitar la reanudación de la distensión y el paso a acciones concretas de desarme.
Ello exige, según la opinión de Rumanía, que la primera fase de la CDE concentre sus esfuerzos en la reducción del peligro de confrontación militar mediante la disminución de las actividades militares en las zonas fronterizas y en otras regiones sensibles; la extensión de la información y de las consultas recíprocas en el dominio militar; la prevención y la solución de las situaciones de crisis y asegurar el cumplimiento de los acuerdos asumidos en la CDE.
En la vida internacional son conocidas ya numerosas ideas y propuestas concretas formuladas por distintos Estados, inclusive por Rumanía, que se refieren precisamente a esos objetivos y que no pueden quedarse fuera de la atención de este foro de negociación. Pueden citarse, en este sentido, las propuestas para el establecimiento a lo largo de las fronteras entre los países miembros de la OTAN y de los Estados del Pacto de Varsovia de un pasillo sin armas nucleares ni otras de destrucción en masa. Son, asimismo, numerosas las propuestas de renunciar a las maniobras militares multinacionales en las zonas fronterizas, con desplazamientos de barcos y aviones, etcétera.
Un tratado europeo
Rumanía presentó ya en la CSCE de Helsinki la propuesta de concluir un tratado europeo sobre el no uso de la fuerza y de la amenaza de fuerza, tratado que haría efectivo el respeto a la integridad territorial, la independencia y soberanía de cada Estado participante en la CSCE.
Se comprende, por añadidura, que una exigencia indispensable del fortalecimiento de la confianza se lograría mediante la información recíproca. Convenir unas medidas para establecer un sistema de información recíproca y de consultas entre Estados en los problemas concernientes a la seguridad de los Estados europeos, así como unas medidas para prevenir las situaciones de crisis y para solucionar semejantes situaciones, han de inscribirse, por tanto, en la agenda de negociaciones de la CDE.
Siendo concebida como un foro de negociaciones que funcione, en su primera fase, hasta la siguiente reunión de la CSCE de Viena (que comenzará en noviembre de 1986), la CDE está llamada, pues, a llevar, en este período de tiempo, a buen fin las tareas de esta etapa. Y significará también una valiosa contribución a la causa de la distensión, la seguridad y la paz en Europa, si los Estados participantes deciden pasar inmediatamente a la aplicación de las medidas que serán convenidas, sin esperar a la reunión de Viena.
La participación en la apertura. de los trabajos de la CDE de los ministros de Asuntos Exteriores -idea que Rumania había saludado desde el principio- confiere al foro de Estocolmo el peso del compromiso de los Estados participantes, de negociar con el deseo y la decisión de contribuir al éxito de esta importante mesa de negociaciones.
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