Los sindicatos y el Gobierno, debilitados
El anuncio del presidente Habib Burguiba de supresión de las alzas del precio del pan, la sémola y la harina evita la discusión en caliente entre los sindicatos tunecinos y el Gobierno, sobre la cual pesaba amenazadoramente la posibilidad de una huelga general sugerida por el dirigente sindical Habib Achur.Sindicatos y Gobierno tienen ahora tres meses para negociar, pero las dos partes lo harán extraordinariamente debilitadas. El Gobierno, por las razones antes apuntadas; los sindicatos, porque al fin y al cabo ha sido la incontrolada presión popular la que ha doblegado la voluntad del poder. Los signos de victoria de los manifestantes de ayer, sus gritos ya en la tarde contra el primer ministro, confirman que la multitud, con todo su anonimato, sabe que ha logrado un importante triunfo.
A última hora de la tarde de ayer, y como prueba de prudencia ante una situación muy fluida, el Ministerio del Interior anunció que el toque de queda sigue en vigor, aunque reducido, y ahora será desde las 20 horas (antes era desde las 18 horas) hasta las cuatro horas (antes hasta las cinco ). En un segundo gesto, simbólico pero importante, que le hace acreedor de nuevo a los baños de multitudes tan familiares al inicio de su mandato, Burguiba ordenó la liberación de todas las personas detenidas en estos últimos días.
Hoy sábado se reanudan las clases, como estaba inicialmente previsto, en liceos, colegios y facultades, y ello traerá de nuevo a los estudiantes a escena, aunque esta vez, según se espera, en paz. Ayer, sin embargo, ya se efectuaban algunos balances de los disturbios, cuyos resultados, sólo en la capital, son impresionantes: una docena de bancos y agencias de viajes quemadas, un centenar de comercios dañados y otros tantos saqueados, y unos 300 vehículos, incluidos autobuses, quemados.
Los daños invisibles, principalmente contra el turismo, parecen, sin embargo, superiores. A lo largo de estos días de disturbios se produjo una masiva huida de turistas, que continuaba ayer, con todos los vuelos de salida completos. Aunque la seguridad personal no estaba amenazada, al menos dentro de los hoteles, cuya vigilancia fue muy reforzada, la reclusión forzosa en un hotel no es el mejor acompañante para unas vacaciones.
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