¡Alá castigará a Assad!
Pues mire usted por dónde, ¡Alá no va a castigar a Assad! (Alá es el nombre propio que se da a Dios en árabe, como God, por ejemplo, en inglés). Alá no va a castigar a Assad porque, en caso de castigo, como pretende usted, señor Cygielman, en algunos párrafos de su crónica del jueves 22 de los corrientes, Alá sólo castiga a los culpables, a aquellos que ocupan tierras ajenas y asesinan hasta mujeres y niños. Alá, siendo Dios como lo es, no puede ser parcial como para castigar a un hombre recto, honesto y sincero. Alá no castigará, como ustedes lo desean, a un hombre cuya sinceridad no le ha consentido jamás tener dos caras, como ciertas personas que por un lado van a Damasco con amplias y anchas sonrisas, en son de amistad y paz, para luego enviar sus buques de guerra a la costa libanesa para bombardear injustamente objetivos sirios al este de Beirut.Estamos hartos, señor Cygielman, de tanta falsedad; estamos hartos de ver desfilar tantas personalidades entrando en el palacio presidencial de Damasco por una puerta para salir por la otra exhibiéndose como hombres buenos, frente a la atención de la opinión mundial, empleando los mismos modos y las mismas palabras. Estamos hartos de que nos digan dos y dos son cuatro, para que a la hora de la verdad resulte que nadie sabe cuánto; estamos hartos, señor Cygielman, de que nos repitan la lección aprendida desde Philip Habib, pasando por Alexander Haig, George Schultz, McFarlane, hasta, últimamente, el señor McDonald.
Encima viene ahora usted, señor Cygielman, desde el corazón de Israel, desde el mismísimo Hebrón, ¡defendiendo a Arafafl; ¡no sé desde cuándo! No conforme con eso, sino desconsiderada y descomedidamente, dice usted en la misma crónica: "...A pesar de los cañones israelíes y la traición siría...", etcétera. Esta manera y modo de hablar ya son viejos en ustedes... O sea, cuando se trata de ataques israelíes, se le dará el sutil apelativo, cañoneos Hubby, vocación expansiva, etcétera; pero cuando Siria no quiere inmiscuirse en las hondas disconformidades de dos hermanos, como es el caso de los palestinos en Líbano, ya Siria es traicionera...
¿Saben ustedes por qué Siria es traicionera? Pues sencillamente porque no quiso arrodillarse ante Nixon, ni ante Ford, ni Carter, ni ahora ante las exigencias de mister Reagan, que la quiere conducir- a la fuerza a un desvergonzante segundo Camp David. Y, finalmente, ¿saben ustedes por qué Siria es traicionera? Sencillamente porque, por la gracia de Dios, económicamente está tan fuerte que prácticamente no padece la enfermedad del siglo, la del desempleo.
Nosotros, señor Cygielman, sabemos que Israel se está preparando febrilmente para la quinta guerra, como siempre bajo la asistencia y beneplácito del socio más potente de la tierra; pero esta ' guerra me imagino que les va a salir tan costosa que ni con el triple de la subvención que recientemente les concedió el Pentágono van a poder respirar tan hondamente por muchos, pero muchos años. / Cónsul de Siria para las Islas Canarias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.