Una conferencia sin historia

Por fin, el presidente del Gobierno, casi por sorpresa, realizó una conferencia de prensa con los medios de comunicación nacionales. Pero a lo inapropiado de la fecha -que hace imposible calibrar su repercusión en los demás grupos políticos- hay que añadir otro motivo de insatisfacción que sería injusto no transmitir a nuestros lectores. Nos referimos a la forma deliberadamente confusa y abstracta de responder a preguntas muy concretas usada por Felipe González. (...)Pocas novedades pueden señalarse en las palabras del presidente, que no ha perdido la cara en ninguna pregunta incómoda, aunque recurriendo en exceso a generalizaciones imprecisas. Así, cuando ha hablado de que "se va demasiado deprisa en la transformación del Estado", refiriéndose al proceso autonómico, ó cuando ha intentado presentar los 114.000 nuevos parados de este año -cifras oficiosas doblan este número- como un avance en la lucha contra el paro. Puede aceptarse que represente un posible avance en la lucha contra la destrucción de empleo, pero de ahí a los célebres 800.000 nuevos puestos de trabajo hay un abismo. Y no es fácil de aceptar que el crecimiento del PIB de un 2% a un 2,5% pueda frenar en 1984 de forma definitiva el deterioro del mercado laboral, aunque creamos que el Gobierno PSOE está ganando la batalla de la inflación previa a la de la inversión.

Contundente y preciso ha estado en las referencias a la lucha antiterrorista. (...) Es muy apreciable su empeño en ganar la batalla semántica a los terroristas vascos y sus aliados, desterrando conceptos como "refugiados políticos", que resultan un sarcasmo aplicados a elementos que abandonan la legalidad de un país democrático para dedicarse al crimen y al secuestro a fin de implantar un Estado totalitario en una parte de la nación española.

Si el Gobierno, con su omnipotente control en medios tan importantes como RTVE, consiguiera implantar estas directrices, sería una excelente forma de predicar con el ejemplo.

Más que discutible, en cambio resulta su posición ante el indulto que no sólo amplísimos grupos de periodistas sino instituciones tan importantes como la Generalitat de Cataluña han pedido para Xavier Vinader. Es absurdo insistir en las vías legales para pedir el indulto cuando éste depende exclusivamente de la voluntad política de otorgarlo y no de azañas jurídicas. Ahí se está jugando más de lo que cree el Gobierno PSOE.

Por último, en la que ya es asignatura pendiente de este Gobierno: la autorización de emisoras privadas de televisión, aunque como en su comparecencia televisiva, ha reiterado la posibilidad de que su Gobierno regule la concesión de canales en esta misma legislatura, se ha refugiado en un argumento tan increíble para referirlo como el que la derecha lo hiciera antes.

Decir "no excluyo, lo cual no quiere decir que incluya" la libertad de TV en esta legislatura, no parece una desafortunada reedición de las trampas saduceas de don Torcuato Fernández-Miranda, que en paz descanse. Si éste no es un pueblo menor de edad -y el PSOE tiene 10 millones razones para no creerlo- hay que atender esas demandas populares concretas y precisas que sólo esperan la decisión política de los gobernantes. Esperemos que al presiente González no le falte.

, 24 de diciembre.