El cineasta Ingmar Bergman regresa a Suecia para descansar y dirigir teatro

El director Ingmar Bergman ha vuelto a Suecia para quedarse, tras ocho años de ausencia por problemas fiscales. Aunque no lo ha dicho en sus conversaciones públicas, subyacente en la decisión del regreso está el deseo de empezar a mirar la vida sin dejar por ello de seguir protagonizándola. Entrado ya en los 60, con 40 años de actividad c¡nematográfica y teatral, frecuentes viajes y prolongadas estancias en el extranjero, varias pasiones amorosas que casi siempre terminaron en otros tantos matrimonios, parece haber Negado la hora del sosiego, que en el caso de Bergman no es sinónimo de retiro.

El propósito del cineasta Ingmar Bergman, como él mismo dijo al anunciar su retiro definitivo de la actividad cinematográfica, es .poder leer, mirar el paisaje sueco a través de una ventana, conversar de vez en cuando con los vecinos, en fin, todas esas cosas importantes de la vida"."Yo me imagino", dijo, "un futuro con dos objetivos principales, Faaroe (la selecta isla al norte de Gotland, donde tiene su residencia de descanso) y el Dramaten" (el principal teatro nacional de Suecia, del que Bergman fuera director durante el período 1953-1966) y que ha sido su segundo cuando no su primer hogar. "De aquí", agregó el director en su primera aparición pública tras el regreso, "sólo saldré con los pies por delante". Ingmar Bergman se reunió en días pasados en el Dramaten con viejos y nuevos compañeros de trabajo, alumnos de la escuela de arte dramático y periodistas.

Flanqueado por Jarl Kulle, actor sueco que desempeñará el papel de rey Lear en la pieza de Shakespeare que prepara actualmente Bergman, y por Gunilla Palmstiema-Weiss, la viuda del escritor Peter Weiss, que tiene a su cargo la escenografía, la reunión fue un testimonio de afecto, respeto y alegría por su retorno.

Bergman estaba contento y se declaró feliz de encontrarse de nuevo con sus compañeros, de estar en su país y de trabajar en su idioma. Dijo que el problema del idioma había sido catastrófico en sus dos primeros años en el Rezindensteather (Teatro Estable) de Munich, Alemania. "Pese a mi aceptable alemán, eso no alcanzaba y allí estaba yo con 45 actores intentando aclararles el significado de un título de Strindberg intraducible al alemán".

Ahora, en el Dramaten, el famoso director trabaja en la preparación de El rey Lear, una pieza que no se representaba aquí desde 1929 y cuya elección ha sido vista con cierta sorpresa. Bergman admite que es una obra difíicil, "como subir al Himalaya por el lado norte, el riesgo de caer es de un 90%, lo que no deja de ser excitante a mis años". El estreno de la obra está previsto para el 9 de marzo del próximo año, lo que supone una actividad intensa si se tiene en cuenta que Bergman tiene todavía compromisos pendientes de cumplimiento con el teatro de Munich antes de clausurar definitivamente su trabajo fuera del país.

Un retorno al escenario de donde hace ocho años fue sacado por dos policías de la Dirección de Impuestos bajo la acusación -que más tarde se demostró infundada- de fraude fiscal. El episodio provocó el alejamiento del director de Suecia. Ahora apenas lo recuerda "como un suceso burocrático-administrativo que nada significa".