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España parece ignorar que Japón es la segunda potencia mundial

Las relaciones bilaterales entre España y Japón parecen marcadas por un cierto desinterés recíproco, a pesar de las declaraciones políticas y empresariales orientadas a mejorarlas. España parece no haber descubierto todavía que el país del sol naciente es, tras Estados Unidos, la segunda potencia económica mundial. Sin embargo, en los últimos tiempos se experimenta un tímido cambio de la tendencia. Un gran diario japonés titula: "La República de España celebra su fiesta nacional", con motivo de la onomástica del Rey. Un profesor universitario muestra una foto en la que da la mano al presidente de Costa Rica e insiste en que se trata del rey Juan Carlos. Son dos ejemplos aislados, pero reales y reveladores, de cuál es la percepción de España en Japón. Naturalmente, son anécdotas, al lado de miles de estudiantes que estudian español, esfuerzos empresariales para vender en Japón o presencia de bancos españoles en Tokio y casi todas las grandes niponas en el mercado español.

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ENVIADO ESPECIAL Para los medios políticos y empresariales japoneses, España no entra en la línea de prioridades. España ni tiene materias primas ni es un gran mercado para los productos japoneses, ni aporta tecnología a productos sofisticados para el consumo japonés. España es un país de segunda categoría para los intereses de Japón, mientras para Madrid (cuyo Ministerio de Asuntos Exteriores sigue incluyendo Japón en la Dirección General para Norteamérica y Pacífico) parece que está todavía por descubrir que Japón es la segunda potencia económica mundial, después de Estados Unidos.

Vendemos vino, pulpo y calamar a los japoneses y enseñamos la lengua española gracias a una herencia de jesuitas y monjas, que falta potenciar y continuar con profesores de español. Mientras Japón cuenta con 16 universidades con licenciaturas de español, en España no hay ninguna facultad de lenguas orientales.

La "larga marcha"

Ante tal panorama, las representaciones españolas en Japón son conscientes de las limitaciones, del factor distancia y de las diferencias de todo tipo. No obstante, hay conciencia de que "hay que hacer una larga marcha en materia de relaciones entre España y Japón", dicen en la Embajada de España situada en uno de los mejores barrios de Tokio."España es una país respetadísimo en Japón, porque somos un país con una cultura milenaria", explica el embajador de España en Japón, Eduardo Ibáñez. Traza una panorámica histórica desde el siglo XVI, cuando el imperio español contaba entre sus rutas a los puertos japoneses. ¿Cuál habría sido el ritmo de la historia si Japón no se hubiera encerrado en tres siglos de autarquía, hasta la restauración del imperio Meijii? Quizá la influencia española, pionera en el acercamiento de culturas, sería más importante. Hoy por hoy, la situación es una minicolonia española en Japón, con unas 700 personas, incluidos unos 300 sacerdotes y monjas.

En octubre de 1980, el rey Juan Carlos hizo una visita oficial a Japón que abrió ciertas esperanzas para una reactivación de los lazos entre los dos países. Desde entonces, el desierto. Algún que otro ministro en busca de inversiones, o políticos de paso, en función de acontecimientos internacionales que se desarrollan en Tokio. Tampoco han proliferado las visitas de personalidades japonesas a España, aun cuando hay un notable incremento turístico desde que la compañía aérea japonesa estableció vuelos regulares con Madrid.

A pesar de la escasa influencia de España en Japón, la lengua española es estudiada por unos 30.000 japoneses como segunda lengua; hay 74 departamentos de español en colegios y universidades, y existen 16 universidades que otorgan licenciaturas de español. Es imposible cifrar, por otra parte, el número de empleados que estudian español en las escuelas de las grandes empresas.

El Gobierno español contribuye con siete profesores, lectores de español, mentras os servicios culturales de la Embajada, con escasos medios, preparan una semana cultural española y un futuro ciclo de cine español para el año próximo. España no tiene ningún centro cultural en Tokio. Tocará al Gobierno de Madrid definir una estrategia hacia Asia, ii no quiere perder la zona definida por los norteamericanos como la nueva frontera del siglo XXI.

Relaciones comerciales

La mejora más palpable de las escasas relaciones entre España y Japón pasan por el incremento de los intercambios comerciales, en una balanza comercial donde España cubre el 1%-3% del volumen de comercio, con un déficit tradicional de algo menos de 500 millones de dólares (unos 78.000 millones de pesetas). Hay mejora en la venta de vino yproductos manufacturados (aluminio y aceros especiales), mientras continúa el proteccionismo para productos que podrían tener entrada, como el calzado de cuero, o son insignificantes y esporádicas las demás partidas de ventas de España a Japón. Destaca la representación bancaria, con presencia de Banesto, Vizcaya, Hispano, Bilbao y Central, con interés financiero en el mercado japonés de capitales y con deseo de apoyar una mayor penetración de empresas y productos españoles que no llegan."Si España entra a formar parte de las CEE", dicen en el Ministerio japonés de Asuntos Exteriores, "es probable que haya mayor interés por la inversión de empresas japonesas en España". Japón se queja de la lista de 100 productos con restricciones para entrar en España, mientras los servicios comerciales españoles los cifran en 10.

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